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Rajoy envuelve un caramelo para los jubilados, pero poco más
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Federico Quevedo

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Rajoy envuelve un caramelo para los jubilados, pero poco más

El PP empieza a verle las orejas al lobo, pues su principal fuente de votos es la de los pensionistas. Si se extiende la idea de que el Gobierno los ha ninguneado, corre el riesgo de que ese granero se vacíe

Foto: El líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)
El líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)

El próximo día 12 de marzo, lunes para más señas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudirá al Congreso de los Diputados para comparecer en un pleno monográfico sobre la situación de las pensiones en España, un problema del que de pronto los políticos han decidido ocuparse. Mucho tiene que ver, obviamente, el hecho de que miles de pensionistas se estén manifestando día tras día en diversas capitales españolas, entre ellas Madrid, y que crezca la opinión —fundada, sin duda— de que se les ha tenido olvidados durante mucho tiempo, un tiempo en el que han sido uno de los sectores económicos paganos de la crisis al mismo tiempo que se convertían en apoyo y sustento del entorno familiar.

Y el problema es que cuatro años de crecimiento económico continuado después, los pensionistas siguen siendo los paganos de una crisis de la que ellos, desde luego, no tenían ninguna culpa. Y lo siguen siendo porque lejos de sentir en sus ya de por sí bajas pensiones el efecto positivo de la recuperación económica, el único trato de favor que reciben es una revalorización del 0,25 % que cualquiera con dos dedos de frente puede entender que resulta mucho más que insuficiente para hacer frente al elevado coste de la vida. Y han salido a la calle a protestar, con bastante razón.

Y el Gobierno, que en un principio no se tomó en serio esta protesta, empieza a verle las orejas al lobo. ¿Por qué? Pues básicamente porque ahora mismo la principal fuente de votos del Partido Popular es la de los pensionistas. Si crece y se extiende la idea de que el Gobierno del PP los ha ninguneado, lo cual es verdad, corre el riesgo de que ese granero se vacíe, y al PP le quedan pocos amigos ya en otros segmentos de edad, lo cual puede poner en riesgo extremo su supervivencia como partido hegemónico, aunque sea por la mínima.

El único trato de favor que reciben es una revalorización del 0,25 %, lo que resulta más que insuficiente para enfrentar el alto coste de la vida

Cierto que el PP no es el único partido que ha dejado a los pensionistas a su suerte: el PSOE tampoco ha hecho esfuerzo por ofrecer alternativas que puedan contentar a los jubilados salvo a última hora y por el mismo motivo; Podemos ni siquiera se había dado cuenta de que existían enfrascados como estaban en 'ocupar' el voto joven sin darse cuenta de que los 'viejos' también votan y ahora se han sumado oportunamente a la protesta; y Ciudadanos ha querido hacer suyo también el descontento de los jubilados repartiendo culpas a izquierda y a derecha, pero sin llegar a ofrecer una alternativa real al verdadero problema de las pensiones en España.

Pero, dicho eso, lo cierto es que quien gobierna es el PP y, por lo tanto, es el que tiene la mayor responsabilidad. De ahí que a las puertas de esa comparecencia, el presidente del Gobierno se haya puesto las pilas y haya pedido a los ministros Báñez y Montoro —De Guindos ya no está aunque todavía figure— una respuesta con la que llevarse el debate del día 12. Y en eso están. Pero lo que me preocupa es que lejos de afrontar el verdadero problema de un sistema de pensiones que sufre las consecuencias inevitables del envejecimiento poblacional, lo que acabe ofreciendo Rajoy sea un caramelo que signifique algo más de pan para hoy, pero también más hambre para mañana.

¿Saben? Lo verdaderamente criticable de todo esto es que ni la izquierda, el PSOE, ni la derecha, el PP, se han propuesto nunca buscar una solución al problema. Ya en tiempos de Felipe González el ministro Pedro Solbes recomendaba a los ciudadanos hacerse planes privados de pensiones, y lo volvería a repetir siendo presidente Zapatero, así que no vale con echarle todo el jarro de la crítica a Celia Villalobos por más que se lo merezca. Obviamente, esa no puede ser la solución. Pero, si se era consciente del problema, ¿por qué no se han buscado fórmulas para arreglarlo?

Da la sensación de que PP y PSOE se pusieron de acuerdo en hacer del Pacto de Toledo, no un pacto para encontrar arreglo al problema de la sostenibilidad del sistema, sino un pacto de no agresión. Y eso ha sido durante todos estos años mientras la situación se volvía más preocupante y los pensionistas perdían poder adquisitivo. Y ahora tienen prisa por ofrecerles, no una solución duradera en el tiempo, sino un caramelo para calmarles los ánimos. O sea, más de lo mismo.

El próximo día 12 de marzo, lunes para más señas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudirá al Congreso de los Diputados para comparecer en un pleno monográfico sobre la situación de las pensiones en España, un problema del que de pronto los políticos han decidido ocuparse. Mucho tiene que ver, obviamente, el hecho de que miles de pensionistas se estén manifestando día tras día en diversas capitales españolas, entre ellas Madrid, y que crezca la opinión —fundada, sin duda— de que se les ha tenido olvidados durante mucho tiempo, un tiempo en el que han sido uno de los sectores económicos paganos de la crisis al mismo tiempo que se convertían en apoyo y sustento del entorno familiar.

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