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Casado debe 'matar' si no quiere 'morir'
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Federico Quevedo

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Casado debe 'matar' si no quiere 'morir'

Si tiene que ir a matar, y no le quedará más remedio que hacerlo, no puede ofrecer ningún flanco débil, y tener en su lista lo contrario de lo que predica sería un mal principio

Foto: Pablo Casado vota en la sede del PP en el Distrito de Salamanca. (EFE)
Pablo Casado vota en la sede del PP en el Distrito de Salamanca. (EFE)

"Soraya ha ganado una batalla, pero no ha ganado la guerra". Con esa palabras me resumía el viernes por la mañana un destacado dirigente del PP el resultado de las primarias celebradas el pasado jueves, cuyo resultado ustedes ya conocen: ella y Pablo Casado van a competir por el liderazgo del partido en el Congreso Extraordinario que se celebrara en dos semanas. La victoria de Sáenz de Santamaría ha sido una sorpresa, como lo hubiera sido la de cualquiera de los tres candidatos con posibilidades.

Quiero decir que realmente nadie sabía lo que iba a pasar, aunque es verdad que en las últimas horas antes de la votación parecía que el vicesecretario de comunicación del PP iba cogiendo mucha fuerza, tanta que incluso si la campaña hubiera durado unos días más a lo mejor hasta se habría situado en primer lugar. Pero eso es algo que se dice siempre. Lo cierto es que la verdadera noticia de la noche del jueves fue esa: que Pablo Casado aspira con muchas posibilidades a ser el próximo líder del PP. Y las tiene. Primero porque de todos ellos es quien mejor representa la necesaria renovación y, segundo, porque concita en torno a sí todo el antisorayismo.

Foto: El candidato a la presidencia del PP Pablo Casado vota en la sede del Distrito de Salamanca. (EFE)

Eso lo sabe Sáenz de Santamaría, de ahí que lo primero que haya hecho ha sido ofrecer a su contrincante la mano tendida para hacer una lista única, que es lo que ahora reclaman todos los partidarios de la exvicepresidenta, conscientes de que haber ganado las primarias por una diferencia tan corta no solo no asegura la victoria final, sino que incluso puede vaticinar una sonora derrota. Los militantes han votado a Soraya porque confluían en ella el hecho de ser mujer y de garantizar una cierta seguridad, pero una cosa son los militantes y otra bien distinta el aparato del partido.

Y ahí, Soraya sabe que tiene un escollo difícil de salvar, lo cual justifica su intento de pacto con Casado. Pero es una oferta traicionera, y así lo debe ver el joven Pablo Casado. Ir en una lista conjunta con Soraya implicaría, de entrada, aceptar que ella es la ganadora del proceso —lo cual es cierto, sin duda—, por lo tanto a ella le tocaría encabezar la candidatura única. Es decir, que Casado tendría que ir de número dos, con muy pocas opciones, por no decir ninguna, a liderar el partido. Pero no es solo eso. Es que además, desde el minuto uno Soraya y su gente pondrían todos los recursos a su alcance para minar y desgastar a su rival.

Ir en una lista conjunta con Soraya implicaría, de entrada, aceptar que ella es la ganadora del proceso

Es lo que han venido haciendo durante todo este tiempo en el Gobierno, y tiene una experiencia acumulada de años en el ejercicio del enterramiento político de adversarios de todo tipo y condición.. Así que si Pablo Casado quiere liderar el PP, y quiere hacerlo además de manera que nadie pueda poner en cuestión ese liderazgo, debe luchar hasta el final por una victoria en el Congreso que le permita, además, hacer una limpia en el PP que no deje, como se dice vulgarmente, títere con cabeza.

Cierto que para conseguir eso, Casado deberá pactar ahora con Cospedal, pero la exministra de Defensa y exsecretaria general del PP debe ser consciente de que para darle la victoria a la joven promesa del PP, que será líder saltándose toda una generación que se quedará en el limbo —la que está entre él y Rajoy—, este necesita ofrecer a los compromisarios una lista renovada. Es decir, que ella no puede ir en esa lista. Su gente sí, pero Cospedal tiene que entender el mensaje del jueves: debe apartarse, al menos por ahora, para dejar que Casado invierta todo el potencial de su candidatura sin aristas que le desgasten. Si tiene que ir a matar, y no le quedará más remedio que hacerlo, no puede ofrecer ningún flanco débil, y tener en su lista lo contrario de lo que predica sería un mal principio.

"Soraya ha ganado una batalla, pero no ha ganado la guerra". Con esa palabras me resumía el viernes por la mañana un destacado dirigente del PP el resultado de las primarias celebradas el pasado jueves, cuyo resultado ustedes ya conocen: ella y Pablo Casado van a competir por el liderazgo del partido en el Congreso Extraordinario que se celebrara en dos semanas. La victoria de Sáenz de Santamaría ha sido una sorpresa, como lo hubiera sido la de cualquiera de los tres candidatos con posibilidades.

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