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Poder absoluto
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José Luis González Quirós

Dramatis Personae

Por

Poder absoluto

En 1996, Clint Eastwood dirigió una de sus indiscutibles obras maestras, Poder absoluto, una historia protagonizada por un ciudadano escasamente ejemplar, una especie de ladrón honrado,

En 1996, Clint Eastwood dirigió una de sus indiscutibles obras maestras, Poder absoluto, una historia protagonizada por un ciudadano escasamente ejemplar, una especie de ladrón honrado, que no se rinde ante el poder, pero sí cree en la democracia, un tipo raro, vamos. Resulta evidente la parábola política de Eastwood, un republicano en cualquiera de los sentidos del término, poco dado a la lisonja con los excesos de poder. En su película, Allen Richmond, el presidente americano, magistralmente interpretado por Gene Hackman, trata de librarse de las consecuencias de un crimen pasional haciendo uso de la protección excepcional que le confiere su cargo. Pero la presión conjunta de un policía honesto, y el ladrón que ha sido testigo oculto del delito, acaban por provocar el suicidio del presidente y la detención de quienes fueron más fieles al poder que a las leyes de la democracia. El espectador comprende que un ladrón resulta más decente que el político que miente y abusa de su poder, poniéndose por encima de la democracia y de la ley.

En 1996, Clint Eastwood dirigió una de sus indiscutibles obras maestras, Poder absoluto, una historia protagonizada por un ciudadano escasamente ejemplar, una especie de ladrón honrado, que no se rinde ante el poder, pero sí cree en la democracia, un tipo raro, vamos. Resulta evidente la parábola política de Eastwood, un republicano en cualquiera de los sentidos del término, poco dado a la lisonja con los excesos de poder. En su película, Allen Richmond, el presidente americano, magistralmente interpretado por Gene Hackman, trata de librarse de las consecuencias de un crimen pasional haciendo uso de la protección excepcional que le confiere su cargo. Pero la presión conjunta de un policía honesto, y el ladrón que ha sido testigo oculto del delito, acaban por provocar el suicidio del presidente y la detención de quienes fueron más fieles al poder que a las leyes de la democracia. El espectador comprende que un ladrón resulta más decente que el político que miente y abusa de su poder, poniéndose por encima de la democracia y de la ley.