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El Assir, el millonario amigo del Rey Juan Carlos venido a menos, comidilla del verano en Sotogrande
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El Assir, el millonario amigo del Rey Juan Carlos venido a menos, comidilla del verano en Sotogrande

El cotilleo del verano en Sotogrande, la lujosa urbanización gaditana situada a tiro de piedra del Peñón de Gibraltar, ha tenido por protagonista a Abdul Rahman

El cotilleo del verano en Sotogrande, la lujosa urbanización gaditana situada a tiro de piedra del Peñón de Gibraltar, ha tenido por protagonista a Abdul Rahman El Assir, el antaño famoso broker en la venta de armas españolas a diversos países árabes, pasaporte español, casado con María Fernández Longoria (hermana de Beba, viuda de José Luis Alcocer) e íntimo amigo, aunque ahora parece que menos, del Rey Juan Carlos I.

Protagonista directo, porque resulta que El Assir no ha dado señales de vida en todo agosto por su lujosa casa de Sotogrande (con piscina ad hoc), a pesar de que allí ha estado toda su familia española, es decir, su mujer, María, y sus tres hijos (dos chicas y un chico), aparte de la suegra y personajes varios del sequito del antaño millonario hispanoárabe.

Porque de eso va la cosa. Resulta que El Assir, acostumbrado siempre a vivir como un maharajá, está totalmente arruinado, sin un euro.

Sólo en bienes inmuebles a El Assir se le conoce la propiedad de la citada vivienda en Sotogrande, más una “maravillosa casa”, al decir de quienes la han visitado, en Gstaad, Alpes suizos, más el casoplón que hace cuatro años se hizo construir en Puerta de Hierro, la urbanización donde viven los ricos madrileños de verdad.

“Completamente arruinado. Pero del todo”, aseguran en su entorno. “Debe dinero a todo el mundo. Todo lo tiene embargado. Coches, casas, todo. Pero el problema no es que tenga las casas hipotecadas, el problema es el dinero que debe”.

¿Y a cuenta de qué se ha arruinado El Assir? ¿En qué negocio se ha metido que le ha llevado a tan desastroso final? “A cuenta de nada: sencillamente a cuenta de que se había acostumbrado a gastar mucho más dinero del que ingresaba. Es un tipo que ha gastado siempre a manos llenas”.

En contra de esta imagen que él mismo ha pregonado, la verdad es que El Assir ha salido bien parado de muy contadas operaciones. Hizo negocios con Alan García, el político peruano, que resultó ser trigo poco limpio y que se lo llevó crudo. Y lo mismo le paso con Benazir Butho, otro que dejó Pakistán como un solar. “Lo único que ha hecho es gastar y gastar y gastar”.

Sí que ganó dinero con las dos grandes operaciones de venta de armas españolas a Marruecos que intermedió, y con la de Egipto, pero todo aquello se lo gastó, agua que se lleva la corriente. “Es que ha dilapidado verdaderas montañas de dinero”.

Parece que las malas artes para la cosa del money las aprendió de su famoso ex cuñado Adnan Kasoghy, también experto en el tráfico de armas, que siempre le acusó de haberle estafado. Entre sus acreedores actuales se cita a Francis Franco, nieto mayor del difunto general Franco, a quien podría adeudar una suma cercana a los 1.000 millones de las antiguas pesetas. Se da la casualidad de que El Assir vendió su antigua casa en la calle General Martínez Campos de Madrid al nieto del dictador.

¿Cómo es posible llegar a deber tanto dinero? “Porque se lo va sacando poco a poco, hasta que les exprime. Pero si es que le debe a todo el mundo. Debe a los de las cacerías, debe hasta al jardinero, al servicio...”.

El caso es que de El Assir nunca más se supo en Sotogrande. “Está en paradero desconocido, se sospecha que tal vez en los países árabes. Los que pagan el pato son la pobre María, una mujer estupenda, que está muy afectada, y sus tres hijos”.

El cotilleo del verano en Sotogrande, la lujosa urbanización gaditana situada a tiro de piedra del Peñón de Gibraltar, ha tenido por protagonista a Abdul Rahman El Assir, el antaño famoso broker en la venta de armas españolas a diversos países árabes, pasaporte español, casado con María Fernández Longoria (hermana de Beba, viuda de José Luis Alcocer) e íntimo amigo, aunque ahora parece que menos, del Rey Juan Carlos I.