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Tres eran tres los presidentes del PP a los que el anuncio de tregua aguó la presentación de un libro sobre la historia de su partido
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Tres eran tres los presidentes del PP a los que el anuncio de tregua aguó la presentación de un libro sobre la historia de su partido

Tres eran tres. Mariano Rajoy hizo, a decir de los presentes, uno de sus mejores discursos fuera del Parlamento, probablemente el que tenía que haber hecho

Tres eran tres. Mariano Rajoy hizo, a decir de los presentes, uno de sus mejores discursos fuera del Parlamento, probablemente el que tenía que haber hecho como colofón de la Convención. José María Aznar se refirió al futuro y esperanza, sin ninguna referencia a pasados cercanos y casi ninguna a presentes turbulentos, y haciendo hincapié en la moderación y el centrismo que, según dice, caracteriza al PP. Y Manuel Fraga habló lo justo, cosa poco habitual en él, cada vez más dado a discursos proclives al tedio, para resumir lo muy orgulloso que se siente de la obra que él mismo comenzó. Pero el gozo que estos tres políticos ‘populares’ transmitían con sus palabras se quedó en el pozo de la más rabiosa actualidad.

Nada de todo esto tenía ayer relevancia. El ‘alto el fuego permanente’ decretado por ETA robó todo el protagonismo a Rajoy, a Aznar, a Fraga y al propio evento. Se presentaba el libro –dos voluminosos tomos- Los orígenes y la evolución del Partido Popular. Una historia de AP 1973-1989, escrito por Manuel Penella y editado por la Obra Social de Caja Duero.

A Penella, todo hay que decirlo, no lo conocía ninguno de los tres oradores en el acto, pero a los tres parecía haberles satisfecho su trabajo, salvo por dos errores que encontraron. Fraga uno, que Penella confunde Lugo con Orense en una ocasión, “y eso en Galicia es muy grave”. Y Aznar otro, menos literal y más de fondo: “No comparto con el autor su percepción sobre el liberalismo”. Es lo que le sucede a alguien que intenta abordar tan magna obra con tan minuciosos protagonistas.

¿Y Rajoy? Al líder del PP se le veía afectado por la noticia de la tregua. Rajoy tenía la cabeza en otra parte. El ‘popular’ reivindicó el espíritu liberal que dio lugar a las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. “A nosotros no nos va a dar lecciones de democracia nadie”, dijo el líder del PP, que situó a su partido en el epicentro del consenso de la Transición. Rajoy habló de libertad y de liberalismo, de dinamismo, de europeismo y atlantismo, y de seguridad. Pero, obviamente, en el ambiente estaba ETA. Y con eso no había palabras que pudieran.

El discurso agradó mucho al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que fue de los pocos que hizo acto de presencia en la presentación. Gallardón –decía uno de los presentes- “tiene mucho que agradecerles a los tres, aunque a veces no lo parezca”. Además de Ana Pastor y algún que otro diputado del PP, no había nadie de la llamada ‘plana mayor’ y es que todos andaban reunidos para preparar la respuesta al comunicado de ETA. Entre el público, alguna abuelita y mucha silla vacía. Será que los organizadores no tienen la experiencia de la FAES.

Tres eran tres. Mariano Rajoy hizo, a decir de los presentes, uno de sus mejores discursos fuera del Parlamento, probablemente el que tenía que haber hecho como colofón de la Convención. José María Aznar se refirió al futuro y esperanza, sin ninguna referencia a pasados cercanos y casi ninguna a presentes turbulentos, y haciendo hincapié en la moderación y el centrismo que, según dice, caracteriza al PP. Y Manuel Fraga habló lo justo, cosa poco habitual en él, cada vez más dado a discursos proclives al tedio, para resumir lo muy orgulloso que se siente de la obra que él mismo comenzó. Pero el gozo que estos tres políticos ‘populares’ transmitían con sus palabras se quedó en el pozo de la más rabiosa actualidad.