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Los herederos de 'Santa Cruz', el título nobiliario más honrado por el Rey, firman la paz a pie de juzgado
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Los herederos de 'Santa Cruz', el título nobiliario más honrado por el Rey, firman la paz a pie de juzgado

He aquí una de las pocas familias de la nobleza española a la que los Reyes no sólo no han dejado de lado, vieja queja del

He aquí una de las pocas familias de la nobleza española a la que los Reyes no sólo no han dejado de lado, vieja queja del estamento con los Borbones actualmente en ejercicio, sino que cuidan con esmero. Se trata de los Santa Cruz, la familia formada por el viejo marqués de Santa Cruz, don José Fernández-Villaverde y Roca de Togores, que fuera muchos años embajador de España en Londres, ya fallecido, y su señora, doña Casilda de Silva, marquesa viuda de Santa Cruz.

Como ejemplo de lo dicho, a finales del pasado mes de enero los Reyes asistieron a una cena de gala en el palacio madrileño de la marquesa, a la que asistieron también el Príncipe Felipe y su esposa Letizia, además de las infantas Cristina y Elena, Jaime Marichalar, esa medio reina que es la duquesa de Alba, más Emilio Botín, Plácido Arango y muchos otros peces gordos. Faltó Jesús Polanco, invitado, que por aquel entonces ya se encontraba malito.

Al lado de su madre, como gran anfitrión, el primogénito, Álvaro Fernández-Villaverde y Silva, duque de San Carlos, marqués de Pozo Rubio, Grande de España, marqués del Viso, Caballero de Santiago, Maestrante de Sevilla, Cruz de Caballero y Comendador de la Orden de Isabel la Católica, abogado y diplomático, que recientemente había perdido la presidencia de Patrimonio Nacional, expulsado sin mimo por la vicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega.

A la cena faltó José Carlos Fernández-Villaverde y Silva, a quien su madre, la señora marquesa de Santa Cruz, no puede ver ni en pintura –dicen que fuertemente influida por su primogénito-, y que no fue invitado. Cosas que pasan hasta en las mejores familias.

Ocurre que tras esa ruptura brilla el rescoldo de un problema derivado del reparto de una herencia. El vil metal, como de costumbre. El pleito que enfrenta a José Carlos con sus hermanos ha llegado a los tribunales. La celebración del juicio oral estaba fijada para este lunes, día 27 de noviembre, a las 11 horas, en el Juzgado nº 41 de Primera Instancia, calle Capitán Haya 66, Madrid.

¿Motivo del pleito? El pago de una deuda de 266 millones de las antiguas pesetas. Resulta que el viejo marqués de Santa Cruz benefició a su hijo José Carlos a la hora de legar sus bienes, cosa que Álvaro, duque de San Carlos, nunca pudo superar ni soportar. Como resultado de lo anterior, la señora marquesa, que estaba separada de su marido, hace tiempo que se dedica a beneficiar a Álvaro con su importantísimo patrimonio.

El problema estalló a cuenta de una gran finca situada en Pozo Rubio, Albacete, propiedad del marqués de Pozo Rubio, hermano del de Santa Cruz, cuya titularidad, al morir aquel sin hijos, no tocó en suerte al que heredó el título, Alvaro, cosa que le disgustó en demasía, porque siendo él el portador del marquesado, lo normal, cree el aludido, es que le hubiera correspondido también la propiedad de la hermosísima finca, un auténtico fincón.

Para su disgusto, la nuda propiedad de dicha finca recayó en Casilda hija, condesa de Carvajal y presidenta de Christie’s España, aunque el usufructo de la misma fue a parar a la tía Otilia, esposa del difunto marqués de Pozo Rubio, fallecida el pasado año en Barcelona. Como consecuencia de esa adjudicación, Casilda hija quedó obligada a compensar económicamente a José Carlos y sus hijos con un dinero que, al parecer, arrastraba problemas fiscales.

Pues bien, la señora condesa de Carvajal, con el apoyo de su hermano Alvaro, se ha negado durante años a aflojar un duro de los 266 millones de pesetas a que ascendía la cuenta. Motivo por el cual el citado José Carlos optó por llevar a todos a juicio, para el que estaba también citada la señora marquesa de Santa Cruz.

Don José Carlos, que no se habla con su familia desde hace años, parecía dispuesto a todo, incluso a sacar a relucir el asunto de don Álvaro –no demandado en este caso- con su ex mujer, Estrella Bernaldo de Quirós y Tacón, que también tuvo sentencia firme. Al final se impuso la cordura.

Los protagonistas, asesorados por sus abogados (Óscar Alzaga en el caso de Alvaro; Ramón López Vilas, en el de Casilda hija, y Manuel López en el de José Carlos) alcanzaron un acuerdo la víspera del juicio, con lo que evitaron el engorroso episodio presentando al juez el correspondiente documento transaccional. Y la paz se hizo, cada uno en su casa y Dios en la de todos, en el seno de uno de los más sonoros apellidos de la nobleza española.

He aquí una de las pocas familias de la nobleza española a la que los Reyes no sólo no han dejado de lado, vieja queja del estamento con los Borbones actualmente en ejercicio, sino que cuidan con esmero. Se trata de los Santa Cruz, la familia formada por el viejo marqués de Santa Cruz, don José Fernández-Villaverde y Roca de Togores, que fuera muchos años embajador de España en Londres, ya fallecido, y su señora, doña Casilda de Silva, marquesa viuda de Santa Cruz.