Bono se pasa unas vacaciones gratis total en un crucero de superlujo junto a Bo Derek y 'Chiquito'

Algo más de una semana a bordo del Queen Mary II, a todo lujo, desde Southampton hasta Nueva York por el Mar del Norte, en habitaciones de primera clase con vistas al mar, y con todos los gastos pagados. Esta ha sido la forma elegida por Porcelanosa, la empresa que preside Manuel Colonque, para agasajar a cerca de 2.600 personas, entre clientes nacionales y extranjeros de la compañía, principalmente directivos de empresas del ladrillo, decoradores y arquitectos, mucho famoseo del que llena las parrillas del tomate y salsa rosa y, cómo no, uno de los políticos españoles al que lo de estar, nunca mejor dicho, en todas las salsas le gusta más que mojar pan en ellas. La empresa castellonense no ha reparado en gastos y ha alquilado la totalidad del buque de cruceros más conocido, aunque sólo ha utilizado para sus invitados las habitaciones más lujosas.

José Bono fue el único representante de la clase política española que se sumó a este crucero de superlujo el pasado 24 de abril, y no porque los de Porcelanosa no invitaran a más, que sí que lo hicieron, sino porque el resto declinaron amablemente la invitación. Y es que no era cosa de aparecer, a un mes de las elecciones municipales y autonómicas, rodeado de famoseo en un viaje a bordo del Queen Mary que, a decir de algunos de los que, precisamente, rechazaron la oferta amablemente, no bajaba de los 12.000 o 18.000 euros por persona. Teniendo en cuenta que la invitación incluía acompañante, traslado hasta Southampton, noches en suites de hotel de cinco estrellas en Gran Bretaña y Estados Unidos, y regreso desde Nueva York hasta los lugares de origen, puede que se hayan quedado cortos estos cálculos. En el pasaje también se encontraba la mujer de un conocido constructor de apellido Santamaría.

El ex ministro de Defensa, un hombre que, según los que le rodean, todavía ambiciona el cetro que ahora porta José Luis Rodríguez Zapatero, debió pensar que la mejor forma de pasar su retiro político era navegando en compañía de personajes como Chiquito de la Calzada, Bo Derek, Jordi LP, Gunilla von Bismark, Juncal Rivero, Carlos Baute o Sara Ferguson, entre otros muchos famosos de esos que pueblan los programa más cutres del panorama nacional.

Con algunos de ellos compartió cena durante el crucero. En uno de esos condumios, Sara Ferguson, probablemente contrariada por la presencia del político del PSOE en el barco, le preguntó: “Señor Bono, ¿qué es socialismo?”, a lo que el castellano-manchego respondió con una de esas glosas tan propias de su estilo populista sobre la libertad y la igualdad. Otro de los comensales, sin embargo, debió parecerle demasiado vago el argumento: “Eso es lo que queremos todos –le dijo- seamos o no socialistas, pero en función del esfuerzo personal de cada uno”.

Con tanto rostro de portada del Qué me dices a bordo, Bono acaparaba miradas y gestos de interrogación. Y su presencia hacía inevitable las referencias a su situación actual, pues de todos, incluso de sus compañeros de viaje, es conocida la animadversión del personaje hacia el actual presidente del Gobierno. “El único político que por inteligente y por guapo puede ganar a Zapatero –le dijo una contertulia- es Suárez”, a lo que el manchego respondió con un “ya, pero Suárez...”, que fue interrumpido inmediatamente: “No, me refiero a Suárez hijo”, y Bono calló.

Lo de vincular a la empresa de Villareal con famosos no es nuevo, pues, desde que Isabel Preysler prestara su imagen a la marca, por las instalaciones han pasado desde Kevin Costner a Eugenia Martínez de Irujo, pasando por la mencionada Bo Derek, los Príncipes de Gales, Claudia Schiffer, Gonzalo Miró y Carolina de Mónaco, por citar sólo algunos de los más conocidos. Ahora, Bono ya puede unirse a este selecto clan de caras conocidas que pueblan los suelos de tantos cuartos de baño... ¿O no?