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Pedro J. y César Alierta fumarán la pipa de la paz el próximo lunes ante decenas de fotógrafos
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Pedro J. y César Alierta fumarán la pipa de la paz el próximo lunes ante decenas de fotógrafos

La cosa promete convertirse en uno de los actos sociales de la primavera, capaz de convocar en el Hotel Ritz al tout Madrid bajo la atenta

La cosa promete convertirse en uno de los actos sociales de la primavera, capaz de convocar en el Hotel Ritz al tout Madrid bajo la atenta mirada de decenas de fotógrafos y cámaras de televisión, todos ansiosos de captar una pizca de glamour en el áspero barbecho castellano, más después de tanto ajoarriero electoral.

El lunes 4 de junio, en efecto, y en el famoso hotel de la plaza de la Lealtad, la revista El Cultural –suplemento del mismo género del diario El Mundo- que dirige el gran Luis María Ansón entregará al torero francés Sebastián Castella el ‘Premio Paquiro’ al matador que en 2006 terminó encabezando el escalafón taurino.

El asunto, como no podía ser menos cuando de manejar el hilo del ovillo se encarga Luis María, tiene bastante más enjundia de la que aparentemente podría derivarse de una cena social de cierto copete en un hotel de lujo. Recuerden el intento zafio de Carod Rovira de prohibir los toros en Cataluña, y el no menos estulto amago de cierta ministra de Zapatero en parecido sentido, ideas todas que caminan en esa dirección dirigista y prohibicionista que tanto gusta al Gobierno Zapatero.

Y hasta ahí podíamos llegar, se dijo Ansón, ni hablar de acabar con una fiesta que, guste mucho o nada, está íntimamente ligada a casi todas las manifestaciones culturales de lo español, desde la pintura de Picasso hasta la poesía de García Lorca. “Y pensé que una forma de instalar la fiesta de los toros en el ámbito cultural que por derecho propio le pertenece, sería instituyendo este premio como el gran acontecimiento cultural-taurino del año”. Manos a la obra.

La ocasión no podía haber estado mejor elegida, teniendo en cuenta que, a más a más, el primer torero del escalafón fue el año pasado un francés, ni más ni menos, Sebastián Castella, que este año sigue triunfando en los ruedos, como acaba de rubricar en el San Isidro madrileño, lo cual contribuye a internacionalizar la fiesta de una forma evidente.

Naturalmente un premio tan importante –porque Ansón, que no es hombre de medianías, quiere convertirlo en el mejor dotado del mundo- necesita un patrocinador igualmente importante y rumboso, dispuesto a tirar de chequera como la ocasión requiere. Y aquí aparece Telefónica en escena. Lo cual planteó a su vez una curiosa situación que el académico y escritor se aprestó a resolver de inmediato:

-Querido Pedro, lo normal en un acto de esta importancia es que sea el patrocinador quien entregue el premio... -¡Pues me parece bien, lo que tú digas, Luis María! –respondió el afamado periodista y director de El Mundo, ahora convertido en jefe, es un decir, del propio Ansón.

Como ustedes recordarán, el periodista y el presidente de la primera multinacional española arrastran un duro contencioso a cuenta de la línea informativa seguida por El Mundo en el affaire Tabacalera, un asunto que relacionaba a Javier Placer, sobrino de César Alierta, con el uso de información privilegiada en la compra de acciones de la tabaquera.

El caso está en los tribunales, aunque las distintas decisiones judiciales han supuesto otros tantos revolcones para el afamado periodista cuyo objetivo, para qué engañarnos, no era otro que tumbar al presidente de la operadora, aspiración sobrada de soberbia que ha acabado, como no podía ser de otro modo, en el más rotundo fracaso, porque los periódicos son importantes, pero no tanto.

Muchas son las señales de humo que el periodista, enarbolando bandera blanca, lleva tiempo enviando a Gran Vía 28 en procura de la añorada reconciliación, entre otras cosas porque la operadora es uno de los grandes anunciantes españoles, capaz de patrocinios tan rumbosos como el del ‘Premio Paquiro’, y no están los italianos de RCS como para renunciar a ese estipendio.

De modo que el próximo lunes, Pedro J. Ramírez y César Alierta se sentarán en la misma mesa, cenarán juntos en el Ritz, se darán la mano ante el gran toreador galo, y tal vez escribirán los primeros renglones de una bella amistad, que ya se sabe que del odio al amor no hay más que un paso, alfombrado, eso sí, con billetes de 500 euros. Y, ¿qué dicen en Telefónica? En Telefónica no dicen nada. Silbando en el muelle de la bahía están. Viéndolas venir y dejándolas pasar.

La cosa promete convertirse en uno de los actos sociales de la primavera, capaz de convocar en el Hotel Ritz al tout Madrid bajo la atenta mirada de decenas de fotógrafos y cámaras de televisión, todos ansiosos de captar una pizca de glamour en el áspero barbecho castellano, más después de tanto ajoarriero electoral.

Pedro J. Ramírez César Alierta