Elena Salgado sigue tan a gusto en su pisito de Sanidad... para disgusto de Soria

Las remodelaciones del equipo de Gobierno la última semana del pasado julio se pueden hacer por sorpresa, pero las mudanzas de los que habitan en los diversos ministerios cuestan un poquito más. Así las cosas, la que fuera ministra de Sanidad Elena Salgado cambió de cartera por la de Administraciones Públicas, pero continúa descansando en las dependencias residenciales pertenecientes a los dominios actuales de Bernat Soria.

Fuentes ministeriales aseguran que esto es “completamente normal”, puesto que el piso de Administraciones Públicas está ocupado “por otro ministro” y Soria “no ha tenido ningún problema en ubicarse tras su llegada a Madrid. Además, “ha pasado siempre, por ejemplo, Jaume Matas vivió mucho tiempo en la vivienda de Administraciones Públicas mientras estaba al frente de Medio Ambiente”.

Sin embargo, las malas lenguas apuntan a que Salgado se ha mostrado algo reticente a abandonar sus aposentos y mientras se producía esa ubicación de Bernat Soria, el ministro científico ha tenido que dormitar algún tiempo en el hotel Palace.

Quizá tenga algo que ver el hecho de que, según fuentes solventes próximas a Sanidad, la ministra gallega no tiene una relación muy fluida con su sustituto: “Le ha sentado muy mal la introducción de la vacuna del cáncer de cervix en el calendario nacional de vacunación. Además, tampoco le ha gustado cómo se ha planteado el plan bucodental”. Medidas que, precisamente ayer, se aprobaron y por unanimidad entre todas las Consejerías de Sanidad de las Comunidades Autónomas... consenso impensable durante el periodo Salgado.

La citada vacuna fue el santo y seña del dolor de cabeza de Salgado mientras regentaba el Ministerio de Sanidad: el consejero madrileño Manuel Lamela. El susodicho acostumbraba a desafiar a la gallega en el Consejo Interterritorial acusándola de no querer implantar “urgentemente” a nivel nacional el programa de vacunación correspondiente. Consejo Interterritorial que, por cierto, se ha calmado mucho desde que Soria lo preside. Conociendo el duro y recto carácter de Salgado, la llegada de tanto consenso y en su ausencia, cuando menos, le ha debido de molestar.