La hija de Blas Herrero se casó en Oviedo con música 'kiss' y ante amenazantes miraditas de contendientes políticos

Con más de 15 minutos de retraso llegaba la novia de blanco roto, lucía un radiante modelo de seda ribeteado en gris perla con cuello bebé y fajín plateado de inspiración clásica, diseñado por Miguel Palacio. Velo, cola y moño al estilo más conservador. A las puertas de templo una banda de gaitas interpretaba la marcha nupcial compuesta para la boda de los Príncipes de Asturias. Guardaespaldas, Mercedes y mucha gala para recibir a Vanesa Herrero Vallina, hija mayor de Blas Herrero, propietario de la emisora Kiss FM.

Poco antes de las siete y media de la tarde había hecho su aparición el novio, Ignacio Moreno Miguel, un ejecutivo de la cadena televisiva 'La Sexta'. Nacho llegaba vestido de chaqué negro en un Chrysler 300 azul y efectuó el paseillo por la plaza de la catedral del brazo de su madre y madrina de la ceremonia. En el desfile de más de cuatrocientos invitados fueron apareciendo relevantes personajes del mundo de la política y los negocios, algunos aterrizaron en avión privado el mismo sábado, justo a tiempo para acudir a la cita.

El convite logró reunir a gente tan variopinta como el ex ministro Francisco Álvarez-Cascos, acompañado de su deslumbrante esposa María de la Hoz Porto quien para la ocasión eligió un dos piezas en tonos falda negra y blusa azul eléctrico con mangas farol. La feliz pareja se encuentra cada día más unida al Principado. No en vano, el domingo anterior almorzaban en el Asador de Abel, con sus amigos Isidro Fernández Rozada (quien también acudió a la boda) y Pelayo Roces. En la ceremonia coincidieron con el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, quien en la última semana envió duras críticas, a través de sus hombres de confianza, tanto hacia Cascos como hacia Rozada. Entre los dardos envenenados que se escucharon en el PP asturiano se mencionó que Rozada es una “cacicada de Cascos”. Ante las circunstancias, las miradas entre ambos líderes echaron chispas…

En el elenco de invitados figuraban asimismo: el ex ministro, Luis Martínez Noval; el ex presidente del Principado, Juan Luis Rodríguez-Vigil; junto con Rodríguez Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura; el ex secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, y hasta la mismísima nieta de “la Pasionaria”, Dolores Ibárruri; la “nietísima” se llama Dolores Sergueyeva y mantiene una relación sentimental con el empresario judío Marc Rich.

Entre otros rostros conocidos destacaron el presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez; el jefe de la Casa Real, Alberto Aza; el conde de Latores, Sabino Fernández Campo; el oftalmólogo oficial del reino, Luis Fernández Vega; el inolvidable periodista José María García; la elegante esposa de Alberto Cortina, Elena Cue; el presidente del grupo Recoletos, Jaime Castellano; el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo; el ex presidente del Real Madrid Fernando Martín, y un largo etcétera. La ceremonia fue oficiada por el arzobispo Carlos Osoro, acompañado del fundador de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel.

El convite se celebró en el Patio de la Reina del hotel de la Reconquista cubierto por una carpa transparente y decorado para la ocasión en tonos blancos y grises. Las mesas fueron bautizadas con nombres de películas para dar más glamour al enlace. Los novios estaban ubicados en la mesa “Casablanca”… Los contrayentes se escaparon de luna de miel a Japón y Bora Bora pero quien sabe si por aquello de la película siempre les quedará París.

El menú nupcial consistió en una ensalada de bogavante (en asturiano llocántaru) con un toque italiano al aceto balsámico de Módena. A continuación se sirvió “pitu de caleya con patatines” y dos postres de chocolate. El cocinero se atrevió a hacer diferenciaciones por sexo, para los hombres mousse doble de chocolate, mientras a las mujeres aconsejaba el enrejado de chocolate a la mandarina. El vino sólo podía decantarse de la Casa Masaveu, Fernando Masaveu era uno de los invitados.

A la salida de la catedral se escuchó el “Asturias, Patria querida” pero tras la cena hubo discoteca. El salón Covadonga se ambientó al más puro sabor disco dance, con disc jockey incluido y, por supuesto, al fin sonó la música kiss.