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Quien ríe el último es OHL: a Sacyr no sólo se le hunde la tierra bajo sus pies; hasta 'se traga' quioscos
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Quien ríe el último es OHL: a Sacyr no sólo se le hunde la tierra bajo sus pies; hasta 'se traga' quioscos

Decían los viejos cowboys que uno debe evitar escupir en los días de viento. Luis del Rivero es muchas cosas. Pero no un viejo cowboy. Transcurrían

Decían los viejos cowboys que uno debe evitar escupir en los días de viento. Luis del Rivero es muchas cosas. Pero no un viejo cowboy. Transcurrían los últimos días de octubre del año pasado. Fomento había roto el contrato con OHL después de anunciar la paralización de la construcción del túnel entre L’Hospitalet y Tarrassa, al registrarse un nuevo hundimiento en las obras del AVE a Barcelona. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, convocó inquieto a los primeros espadas de ACS, Florentino Pérez, y de Sacyr. El presidente quería soluciones y, de paso, convirtió a ambos empresarios en los salvadores de la crisis del AVE barcelonés.

En aquel encuentro, mientras Pérez aseguraba que el plan de trabajo de OHL era el mejor posible y no veía razón para retirarle de las obras, Del Rivero no sólo hizo hincapié en que su compañía ya estaba trabajando al lado de OHL sin problema alguno, sino que insistió en que Sacyr podía tomar las riendas de las obras de inmediato y sin el menor contratiempo para nadie. Echando la vista atrás y a resultas de aquel cónclave, no sería extraño pensar que alguien en OHL esbozara una sonrisa perversa cuando la semana pasada una unión temporal de empresas (UTE) encabezada por Sacyr provocaba en Sevilla un socavón en el desarrollo de las obras del Metro. El hundimiento se tragaba un quiosco, que incluso ha tenido que sepultarse con hormigón para reforzar la zona.

“De quiosco a resto arqueológico”, ironizaba la prensa local sobre el establecimiento en cuestión, que ya nunca más verá la luz. Lo peor es que, tras este último contratiempo, la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía ha descartado ya arriesgarse y señalar una fecha para la inauguración de la Línea 1 de Metro de Sevilla, que se pospone sine die. “Es algo secundario”, se advierte. La empresa de Del Rivero, autoproclamado prócer en aquel tiempo de auge de las mejores prácticas constructoras, habría sufrido unas filtraciones de agua que luego provocaron el socavón de seis metros. Sacyr comparte la responsabilidad en este caso con Dragados y GEA 21, las otras integrantes de la UTE.

Es más, según publicaba el Diario de Sevilla, “una deficiente ejecución de la obra pudo causar el socavón junto al Edificio Cristina”. Citando a expertos, apunta que tres días antes del accidente se detectaron las primeras filtraciones de agua dentro de la estación e incluso que el muro lateral que se fracturó no estaba reforzado con armadura de hierro. “El terreno se colapsó al cuarto día, después de varias jornadas en que las constructoras estaban aplicando inyecciones de cemento a la pared de la estación para frenar la entrada de agua”, asegura el diario. De hecho, añade que los técnicos de prevención de riesgos laborales trabajaban hacía días para averiguar de dónde venían las fugas de agua.

Juan Miguel Villar Mir, que entonces tuvo que tragar bilis y ver cómo por primera vez en la historia de la obra civil española la presidencia del Gobierno, y no el ministerio de Fomento, era el sitio en que se resolvía un conflicto de esta índole, seguro que ahora no se habrá disgustado demasiado por Del Rivero. No hay nada como esperar sentado para ver el cadáver de tu enemigo pasar.

Decían los viejos cowboys que uno debe evitar escupir en los días de viento. Luis del Rivero es muchas cosas. Pero no un viejo cowboy. Transcurrían los últimos días de octubre del año pasado. Fomento había roto el contrato con OHL después de anunciar la paralización de la construcción del túnel entre L’Hospitalet y Tarrassa, al registrarse un nuevo hundimiento en las obras del AVE a Barcelona. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, convocó inquieto a los primeros espadas de ACS, Florentino Pérez, y de Sacyr. El presidente quería soluciones y, de paso, convirtió a ambos empresarios en los salvadores de la crisis del AVE barcelonés.

Luis del Rivero Florentino Pérez