‘eMule’ llega al quiosco: la revista para los que no pagan por lo que consumen

La información sobre intercambios y descargas de archivos sale de las alcantarillas de la red y se planta en el quiosco en forma de revista mensual. Conocer los entresijos del eMule, “el programa que ha cambiado el orden comercial establecido por la industria del ocio”, vale dos euros y está justo al lado de las revistas que pretenden ayudar en eso de decidirse por la compra de un videojuego, un disco o una película.

La libertad de prensa incluye pluralidad de medios. Ya que hay cientos de revistas que hacen apología del “consumismo de arte”, bien puede otra cabecera plantarse en medio para gritar bien alto qué se puede compartir gratis y cómo hacerlo de la forma más eficiente.

Las páginas de eMule, la revista, te dan por dos euros lo que todas las demás te intentan vender por separado. Comprar todas esas revistas sobre cine, música o videojuegos te costaría una fortuna. Imagina el dinero que te ahorras con eMule, la revista. Por fin podrás dejar de ir hasta la Fnac, hacer colas y pagar por el arte que consumes, bastará con que te acerques a la sección de revistas y compres eMule, por solo dos euros. ¡Sácale todo el partido a tu programa de compartir archivos!

Las páginas se editan en Francia y posteriormente se traducen al español. Sus artículos huyen de un país que ya no los comprende. Si el Tribunal Constitucional francés ratifica la ley de Sarkozy, la que te da hasta tres avisos si descargas demasiado o te cortan la línea, será el principio del fin. Esta revista podría dar respuesta al frente abierto por los gobiernos europeos y luchar como la guerrilla contra la opresión de los artistas y su desvergonzado derecho de autor.

La Fnac no hará objeción de conciencia si se consigue que la revista se venda más que los discos, y los quiosqueros al fin y al cabo prefieren vender revistas que intentar salir del paso vendiendo DVDs. Además, eMule, la revista, contribuirá a nivelar la balanza en esta época en la que sólo se ven despidos y cierres en la prensa escrita. Estos editores franceses son los Robin Hood del siglo XXI.

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