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Los bancos obligan a sus directores de oficinas a enseñar los pisos como si fueran los porteros
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Los bancos obligan a sus directores de oficinas a enseñar los pisos como si fueran los porteros

Qué alegría, qué alboroto, otro pisito piloto. Los directores de oficinas de entidades financieras, otrora encorbatados señores respetados por sus clientes, se ven ahora en la

Qué alegría, qué alboroto, otro pisito piloto. Los directores de oficinas de entidades financieras, otrora encorbatados señores respetados por sus clientes, se ven ahora en la tesitura de tener que enseñar, llave en mano, toda la metralla en forma de ladrillo que han apilado últimamente sus entidades financieras, según fuentes del mismo sector.  “Los directores de oficinas son los soldados de la banca”, comentan. ¿Qué prefiere usted, señora, un Pocerolandia (Seseña), un Avelandia (Valdeluz) o un chalecito en el PAU de Arroyo Culebro (Getafe)? Son sólo 512.000 euros de nada. Que lo tengo rebajao, oiga.

No es el único indicio de los problemas de bancos y cajas para digerir el atracón de pisitos, terrenitos y promociones en curso que se han dado. Algunos intermediarios financieros, que hasta hace poco se limitaban a hipotecar a inmigrantes al 120% de loan to value (ltv) o valor de tasación “el riesgo que se percibía era el mismo, y encima no se quejaban”, ahora montan inmobiliarias con el arsenal ladrillero de los bancos. Hasta 30.000 inmuebles tienen algunos en comercialización.

Santander, que va dos pueblos por delante del resto, ya ha anunciado a bombo y platillo un sistema de venta especial de viviendas a sus propios empleados, prejubilados, jubilados y sus hijos con presuntos descuentos del 25% sobre el precio de mercado. Los pisitos proceden de promociones de viviendas adquiridas a cambio de cancelaciones de deuda de las promotoras inmobiliarias. El proyecto, bautizado como Altamira Santander Real Estate, se abrirá al gran público en breve. Además de lo expuesto, se irán incorporando paulatinamente más propiedades inmobiliarias a la venta, alquiler o alquiler con opción a compra. “Una oportunidad como una casa”, rezan los folletos publicitarios que han empapelado ya los edificios de empleados de la Ciudad Financiera del Santander. Que me los quitan de las manos, señora.

Sea como fuere, todas las entidades financieras españolas se han apresurado en los últimos meses a potenciar sus sociedades inmobiliarias, que van desde la Altamira del Santander, pasando por la Anida del BBVA, la Servihabitat de La Caixa, la Terres i Proyectes de Caixa Penedés o la Arrahona Nexus de Caixa Sabadell… Las fórmulas que cada una de las entidades adoptarán para deshacerse de tanta morralla e intentar sacársela de balance serán múltiples y prometen darnos no pocas sorpresas.

Ya lo dijo Jaime Echegoyen, consejero delegado de Bankinter, cuando criticó recientemente la excesiva exposición de sus competidores a los promotores inmobiliarios. “El elevado riesgo de impago ha provocado que otras entidades se queden con gran cantidad de activos inmobiliarios que tenían como avales. Te conviertes básicamente en administrador de fincas", dijo.

Qué alegría, qué alboroto, otro pisito piloto. Los directores de oficinas de entidades financieras, otrora encorbatados señores respetados por sus clientes, se ven ahora en la tesitura de tener que enseñar, llave en mano, toda la metralla en forma de ladrillo que han apilado últimamente sus entidades financieras, según fuentes del mismo sector.  “Los directores de oficinas son los soldados de la banca”, comentan. ¿Qué prefiere usted, señora, un Pocerolandia (Seseña), un Avelandia (Valdeluz) o un chalecito en el PAU de Arroyo Culebro (Getafe)? Son sólo 512.000 euros de nada. Que lo tengo rebajao, oiga.

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