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Navidad en febrero y Aznar en Faes
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Navidad en febrero y Aznar en Faes

El ambiente está tan caldeado, el clima de conspiración tras las murallas de una Génova asediada por los escándalos es tan evidente, que en la tarde

El ambiente está tan caldeado, el clima de conspiración tras las murallas de una Génova asediada por los escándalos es tan evidente, que en la tarde del martes 10 una ola de expectación recorrió no pocos despachos de Madrid cuando se supo que en la sede de la Fundación FAES, que comanda el capitán Aznar, había tenido lugar un almuerzo entre el ex presidente, sus antiguos hombres de confianza en Moncloa, Javier Fernández-Lasquetty y Carlos Aragonés, y… ¡pásmense: nada menos que el ex ministro Rodrigo Rato!

De modo que los móviles iniciaron pronto un frenético ir y venir de interpretaciones a cual más pintoresca. La Gran Alianza estaba en marcha, o José María Aznar dispuesto a tomar las riendas de nuevo y a enmendar el yerro histórico de septiembre de 2003, elevando a los altares de la dirección popular a Rato. Don Mariano podía darse por muerto. Si Rato y Aznar, cuyas relaciones más que frías son gélidas desde el episodio del “dedazo”, habían sido capaces de sentarse a almorzar juntos, y además con Aragonés y Lasquetty por testigos, entonces es que la cosa iba muy en serio.

Claro que los más precavidos empezaron enseguida a desconfiar. ¿Rato compartiendo mesa y mantel con su odiado Aragonés, el hombre que pasa por ser el que más contribuyó, como todopoderoso jefe de Gabinete de Aznar, a cerrarle el paso a la dirección del PP y a la presidencia del Gobierno en 2004? Quiá… Ahí había gato encerrado. Y naturalmente que lo había, porque en Faes hubo el martes un almuerzo, y en él tomaron partes todos los citados y algunos más, pero no precisamente Rodrigo Rato…

Al final, la cosa tenía su explicación. Se trataba de celebrar la típica cena de Navidad del equipo se asesores y cargos más cercanos al Presidente Aznar en Moncloa, un evento que, como suele pasar, no se pudo celebrar en tiempo y forma, tal vez por la dificultad de poner de acuerdo a tanta gente. Con el resultado de que la cena de Navidad de los ex altos cargos de Moncloa se quedó en almuerzo, y se celebró este martes en la sede de FAES, con casi dos meses de retraso.

Allí estaba papá Aznar, of course, presidiendo la mesa, y en su derredor sus antaño glamurosos polluelos, ahora bastante venidos a menos: el citado Aragonés, tal vez el más inteligente de la camada; el también citado Lasquetty, actual consejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid; Alfredo Timmermans (ex secretario de Estado de Comunicación, hoy acogido a la gracia de Telefónica); Javier Zarzalejos, ex secretario general de la Presidencia; Jaime García-Legaz, asesor económico que fue de Aznar y ahora secretario general de FAES; Javier Elorriaga, ex subdirector del Gabinete de la Presidencia, y unos cuantos más. “Se habló de todo, del tiempo, de la tragedia de la crisis y del desastre de Génova, sin que faltaran las risas. No era Navidad, pero lo parecía”.

El almuerzo entre Aznar y Rato, con los halcones del ex presidente por testigos, quedó, pues, en un simple rumor. Pero un rumor que explica el increíble clima de incertidumbre y nervios que hoy rodea la vida española, tanto económica como política. Como ha ocurrido siempre en las grandes crisis a lo largo de la Historia, cualquier historia es posible en tiempos de zozobra.  

El ambiente está tan caldeado, el clima de conspiración tras las murallas de una Génova asediada por los escándalos es tan evidente, que en la tarde del martes 10 una ola de expectación recorrió no pocos despachos de Madrid cuando se supo que en la sede de la Fundación FAES, que comanda el capitán Aznar, había tenido lugar un almuerzo entre el ex presidente, sus antiguos hombres de confianza en Moncloa, Javier Fernández-Lasquetty y Carlos Aragonés, y… ¡pásmense: nada menos que el ex ministro Rodrigo Rato!