El crash del ladrillo acaba con la buena estrella de los suplementos inmobiliarios de los grandes diarios

El salmón inmobiliario de El Mundo, Profesionales, ha echado el cierre, el Propiedades de El País se ha visto obligado a tirar las tarifas para atraer anunciantes, y el inmobiliario de ABC está tocado por el ERE que afecta al diario. Los otrora suplementos estrella de la prensa española han perdido su brillo.

 

Unos años atrás no había quien los tosiera. Facturaban millones de euros, más incluso que las webs de los propios diarios, y miraban por encima del hombro al resto de secciones. Los comerciales de publicidad se daban de tortas por llevar estos suplementos inmobiliarios. Las comisiones eran abundantes y te permitían soñar con unas buenas vacaciones o un coche deportivo. Eran tiempos de exuberancia.

Hace tres semanas, después de una andadura de cuatro años, el Profesionales de El Mundo se veía obligado a echar el cierre. El suplemento, que había nacido de un acuerdo del diario de Pedro J. Ramírez con la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid de José Manuel Galindo, se venía financiando gracias a los dineros de los promotores que conforman Asprima. El problema vino el año pasado cuando dichos promotores dejaron de pagar o, peor todavía, empezaron a quebrar.

A pesar de la insistencia de Galindo por continuar con este proyecto y tener así una ventana para asear la deteriorada imagen del sector, Pedro J. Ramírez decidió poner fin a la aventura. Ya no era rentable. Había muerto la gallina de los huevos de oro. Los demás suplementos inmobiliarios de los grandes diarios atraviesan una situación similar. La crisis del ladrillo es también la crisis de la prensa, y las suspensiones de pagos entre las promotoras anteceden a los EREs de los grandes diarios.

Incluso ese maná llovido del cielo que para las arcas publicitarias de los periódicos suponía el Salón Inmobiliario de Madrid está en el alero. Son tan pocas las compañías que han solicitado un stand para la edición de este año que los organizadores se lo están pensando. Le cambiarán el nombre, lo harán más internacional, le lavarán la cara… pero ni aun así saben si saldrá adelante.

Galindo intenta convencer a los miembros de Asprima para que acudan aunque sea de forma simbólica. Sin embargo, cada vez que les piden dinero, ya sea un banco, un periódico o una feria corporativa, los promotores sacan a relucir sus habilidades para mirar a otro lado, levantar la mano, coger un taxi y salir pitando.