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Milagro periodístico o cuando ‘los piratas’ y la SGAE cargan tintas contra el mismo mensajero
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Milagro periodístico o cuando ‘los piratas’ y la SGAE cargan tintas contra el mismo mensajero

Tanto va el periodista a la fuente que se parte. Este lunes el avispero que es Internet recibió una par de aspavientos por el artículo que

Tanto va el periodista a la fuente que se parte. Este lunes el avispero que es Internet recibió una par de aspavientos por el artículo que firmaba el periodista Ramón Múñoz en la versión digital de El País. En sus líneas, el periodista titulaba “Pablo Soto, el héroe de las descargas libres, prohíbe la copia de sus programas”, en un texto que exponía el carácter protegido que guardan programas como Manolito, un ejemplo de programa p2p con los que sus usuarios comparten archivos, en su mayoría con derechos de autor.

La historia publicada en realidad es mera anécdota y el mismo periodista lo reconoce. El carácter protegido de los códigos del programa poco o nada tienen con ver con obras artísticas y el debate eterno de la piratería en internet. Además, la descarga del mismo es gratuita, pero como anécdota puede servir. Poco importa. Curiosidad o no, el periodista termina el artículo asegurando que los representantes legales de Pablo Soto, entre los que destaca el abogado David Bravo, han vetado a su periódico. Razón por la que sus textos no cuentan con la versión de esta parte.

Bravo no tardó en reaccionar en su blog dejando a la luz un entresijo personal entre el mensajero y estas fuentes que elevan el debate a cuestiones que poco o nada tienen que ver con el hilo de la discusión “P2P piratería”. Principalmente llama la atención el patinazo del abogado al asegurar en su columna que ellos no vetan a El País, sino al periodista Ramón Muñoz.

Este sinsentido, insostenible, recuerda a la tragicomedia ofrecida por Pedro Almodóvar con Boyero. El País, como cualquier diario, no es un ente abstracto en forma de cabecera, sino la suma de los periodistas que en él escriben. No es tarea de la fuente decidir con quién quiere o con quién no quiere hablar, ya que Muñoz es la persona que ha sido designada para esa labor. La persona que ha venido firmando las principales historias sobre este tema en dicho diario.

Bravo le acusa de subjetivo, porque Muñoz fue el primer periodista que publicó la famosa “primera sentencia contra un webmáster de archivos P2P”, que fue de conformidad, pero sentencia al fin y al cabo. Una noticia mal interpretada para Bravo por el periodista, tal y como se intentó explicar en El Confidencial, pero que en absoluto merece un veto y una humillación pública como la que ha perpetrado el abogado en su blog. Porque hablando se entiende la gente, flaco favor le hacen con estos modos a su cliente.

Acusan a Muñoz de subjetivo por publicitar una sentencia que poco ayuda a quienes luchan contra el canon y la bola de desinformación generada desde ‘la industria’, pero lo cierto es que el periodista publicó todas y cada una de las sentencias que se han dado sobre P2P y nadie le criticó por publicar las otras. Ni por esas, ni por el popular decálogo “Las 10 verdades del P2P que dice Cultura que son mentira” y que venía a destapar el bochornoso montaje que se trabajaron en el ministerio con aquello de “si eres legal, eres legal”. Tan subjetivo no será. Más cuando Wyoming le dedicaba, al tiempo que Bravo, otras palabras desde el otro bando (el de la SGAE) en Radio Nacional… No maten al mensajero, que los protagonistas de las noticias no son ellos.

Tanto va el periodista a la fuente que se parte. Este lunes el avispero que es Internet recibió una par de aspavientos por el artículo que firmaba el periodista Ramón Múñoz en la versión digital de El País. En sus líneas, el periodista titulaba “Pablo Soto, el héroe de las descargas libres, prohíbe la copia de sus programas”, en un texto que exponía el carácter protegido que guardan programas como Manolito, un ejemplo de programa p2p con los que sus usuarios comparten archivos, en su mayoría con derechos de autor.

La historia publicada en realidad es mera anécdota y el mismo periodista lo reconoce. El carácter protegido de los códigos del programa poco o nada tienen con ver con obras artísticas y el debate eterno de la piratería en internet. Además, la descarga del mismo es gratuita, pero como anécdota puede servir. Poco importa. Curiosidad o no, el periodista termina el artículo asegurando que los representantes legales de Pablo Soto, entre los que destaca el abogado David Bravo, han vetado a su periódico. Razón por la que sus textos no cuentan con la versión de esta parte.

Bravo no tardó en reaccionar en su blog dejando a la luz un entresijo personal entre el mensajero y estas fuentes que elevan el debate a cuestiones que poco o nada tienen que ver con el hilo de la discusión “P2P piratería”. Principalmente llama la atención el patinazo del abogado al asegurar en su columna que ellos no vetan a El País, sino al periodista Ramón Muñoz.

SGAE Pablo Soto