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La llegada de Ana I. Pereda sienta como un jarro de agua fría en la convulsa redacción de ABC
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La llegada de Ana I. Pereda sienta como un jarro de agua fría en la convulsa redacción de ABC

El ABC, decano de la prensa de Madrid, en el pasado toda una institución periodística y escuela de grandes firmas, sigue sin encontrar el norte dentro

El ABC, decano de la prensa de Madrid, en el pasado toda una institución periodística y escuela de grandes firmas, sigue sin encontrar el norte dentro del grupo Vocento. Los cambios impulsados por los ejecutivos vascos se suceden en la redacción de Juan Ignacio Luca de Tena 7 en busca de esa personalidad periodística que sea capaz de reconducir al antiguo diario de Prensa Española a esa posición de tronío periodístico que nunca debió abandonar. Apuestas que, de momento, no son otra cosa que palos de ciego, a juzgar por el malestar interno que ha generado en la plantilla del diario la llegada de una outsider como Ana Isabel Pereda, una mujer que nunca ha tenido arte ni parte en aquella gloriosa casa.

 

Su fichaje como directora adjunta ha sentado como una auténtica patada en el estómago a muchos redactores y jefes de sección que se enteraron de la noticia nada menos que por las páginas del propio diario. La sensación de perplejidad constante se ha convertido ya en algo habitual en una redacción que todavía no ha sido capaz digerir la integración con los gerentes del País Vasco y que no termina de ver los beneficios de ese compañero de cama tan extraño que ha acabado por difuminar la esencia del periódico.

Ana Isabel Pereda ha saltado, de la noche a la mañana, de la dirección del sensacionalistoide Qué! a los despachos de ABC sin mediar una breve explicación de los méritos que la hacen acreedora de semejante distinción. Sustituye en el organigrama abecedario a José Antonio Navas quien, según el rotativo, “pasa a asumir importantes responsabilidades editoriales” como adjunto a la Dirección General del periódico, un puesto de novedosa creación y que le convierten en el hombre que realmente dirige los hilos en la sombra en aquella docta casa. En peor tesitura queda Ángel Expósito, otro ajeno nombrado director en febrero del año pasado, con la misión de ser un relaciones públicas del diario y convertirse en el rostro amable de la cabecera en las tertulias y grandes actos. Su papel ejecutivo cede enteros ante Navas y Pereda, que dentro de poco darán a conocer las nuevas transformaciones del diario.

Y es que ABC prepara más cambios bajo el nombre Proyecto 2010. Una iniciativa que aventura nuevos nombramientos (y por consiguiente, ceses). Una de las secciones que estos días debate su futuro, también con gran preocupación interna, es la de Comunidades, ese conglomerado de páginas que cuentan el día a día de aquellas regiones en las que el diario de Vocento no tiene edición. La idea es cerrarla definitivamente, después de que los colaboradores que en ella trabajan hayan visto notoriamente mermados sus ingresos por cada crónica. La presión interna ha hecho que la medida se encuentre todavía en el aire.

Quién te viera y quién te ve, glorioso diario... Escuela de figuras como Luis Calvo, José María Pemán, Azorín o Julio Camba. ¿Es que de verdad no habrá nadie con verdadero pedigrí abecedario capaz de conducir a la nave? Lo dicho, palos de ciego.

El ABC, decano de la prensa de Madrid, en el pasado toda una institución periodística y escuela de grandes firmas, sigue sin encontrar el norte dentro del grupo Vocento. Los cambios impulsados por los ejecutivos vascos se suceden en la redacción de Juan Ignacio Luca de Tena 7 en busca de esa personalidad periodística que sea capaz de reconducir al antiguo diario de Prensa Española a esa posición de tronío periodístico que nunca debió abandonar. Apuestas que, de momento, no son otra cosa que palos de ciego, a juzgar por el malestar interno que ha generado en la plantilla del diario la llegada de una outsider como Ana Isabel Pereda, una mujer que nunca ha tenido arte ni parte en aquella gloriosa casa.

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