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La realpolitik marbellí ó cómo acallar a un diario crítico
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La realpolitik marbellí ó cómo acallar a un diario crítico

En todas las contiendas hay vencedores y vencidos. Y el PGOU de Marbella empieza a marcar las distancias entre unos y otros de cara a la

En todas las contiendas hay vencedores y vencidos. Y el PGOU de Marbella empieza a marcar las distancias entre unos y otros de cara a la recta final de su aprobación definitiva una vez que el Ayuntamiento remita el documento "completo" a la Junta de Andalucía. Mientras el “gran derrotado” de este plan inicial es Ávilas Rojas (el único empresario que queda fuera con su controvertido Banana Beach, cuya demolición se deja al arbitrio de los tribunales), el “gran vencedor” es Tomás Olivo, beneficiado con la ampliación de su centro comercial.  

 

Las irregularidades en la tercera fase de este centro comercial se remontan al mismo día del inicio de las obras, pues comenzaron sin el necesario informe de impacto ambiental. En diciembre de 2002, el Ayuntamiento de Marbella dio viso de legalidad a la construcción, en virtud de un decreto firmado por el ex alcalde Julián Muñoz. Los permisos fueron recurridos por la Junta de Andalucía, que presentó hasta nueve impugnaciones, puesto que permitían una construcción en contra del planeamiento urbanístico vigente. En 2004, y a requerimiento de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno andaluz, la entonces alcaldesa Marisol Yagüe decretó la paralización de los trabajos.

A posteriori, con la llegada de los populares al Consistorio, empezaron las primeras variaciones del texto urbanístico. Las modificaciones del avance del PGOU no satisfacían ni al propietario de La Cañada ni al Gobierno municipal. Es por eso que, antes de que se aprobara, el empresario Tomás Olivo y la alcaldesa Ángeles Muñoz tuvieron un discreto encuentro. Nadie sabe nada de lo que se habló en esa reunión. Pero, oh casualidad, el documento que se llevó a pleno legalizaba el uso comercial de los terrenos de La Cañada y, casualmente, un periódico de Marbella de línea editorial critica con el gobierno municipal, esto es, el Marbella Express, era comprado por Pedro Verdú, un socio de Tomás Olivo en el centro comercial de Roquetas de Mar.

Cambio en la línea editorial

Desde que se produjo la ampliación de La Cañada en la segunda aprobación provisional del PGO, los acontecimientos se suceden. El pleno de la aprobación tiene lugar el 29 de julio. En agosto, Verdú compra el 66% de las acciones del periódico a los socios mayoritarios por 600.000 euros. La operación de compra tiene lugar en el despacho de letrados Caracuel Abogados, propiedad de la teniente de alcalde del PP, Kika Caracuel. A los pocos días de la compra se convoca una Asamblea General de socios y el hermano de la teniente de alcalde, Antonio Caracuel, se presenta como representante legal de Pedro Verdú. Con la mayoría absoluta que le avala, cesa al consejo editorial existente y se nomina a él mismo como representante en el periódico.

Desde entonces el diario Marbella Express sólo habla de las bondades del Ayuntamiento marbellí. A buen entendedor pocas palabras bastan y si la libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír, póngase un “olivo” en su vida antes de la recogida de la aceituna el próximo invierno.  

En todas las contiendas hay vencedores y vencidos. Y el PGOU de Marbella empieza a marcar las distancias entre unos y otros de cara a la recta final de su aprobación definitiva una vez que el Ayuntamiento remita el documento "completo" a la Junta de Andalucía. Mientras el “gran derrotado” de este plan inicial es Ávilas Rojas (el único empresario que queda fuera con su controvertido Banana Beach, cuya demolición se deja al arbitrio de los tribunales), el “gran vencedor” es Tomás Olivo, beneficiado con la ampliación de su centro comercial.  

Marbella Tomás Olivo