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Cómo quebrar tu imperio inmobiliario y encima quedar bien con los bancos
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Cómo quebrar tu imperio inmobiliario y encima quedar bien con los bancos

La crisis ha dejado varios cadáveres inmobiliarios en el camino. Gigantes exquisitos que se derrumbaron como un castillo de naipes cuando la deuda fue insostenible para

La crisis ha dejado varios cadáveres inmobiliarios en el camino. Gigantes exquisitos que se derrumbaron como un castillo de naipes cuando la deuda fue insostenible para sus propietarios y para los bancos. Lo saben bien Luis Portillo (Colonial), Fernando Martín (Fadesa), la familia Sanahuja (Metrovacesa) o los hermanos Nozaleda (Nozar). Sin embargo, aun estando unidos por el ladrillo, sus fracasos no han dejado el mismo número de marrones a sus espaldas.

 

Aunque parezca mentira, la pareja empresarial formada por Luis y Juan Carlos Nozaleda ha causado una honda impresión en aquellos que han trabajado a su lado, tanto en los tiempos de bonanza como ahora con las vacas flacas, cuando han tenido que ir demoliendo poco a poco su holding empresarial para pagar las deudas contraídas en los últimos años de locura inmobiliaria. Un gesto, por la disposición mostrada, que ha conmovido a más de uno de sus acreedores.

En efecto, el espíritu comprometido de los Nozaleda, alejados del estereotipo del inmobiliario hecho a sí mismo, con formación universitaria y máster en escuela de negocios, les ha granjeado un afecto en la comunidad financiera impropio de quien les ha hecho perder, al mismo tiempo, cerca de 1.000 millones de euros. ¿Ver para creer? Sea como fuere, se han convertido en los favoritos de la banca para volverles a prestar cuando todo haya pasado.

¿A qué se debe tanta admiración? Probablemente, porque los hermanos de Nozar han tenido gestos inimaginables entre el resto de inmobiliarios, que sí han puesto a buen resguardo parte de su fortuna. La disposición de los Nozaleda a cumplir con los bancos les ha llevado, por ejemplo, a vender algunos de los pisos que habían comprado para cuando sus hijos se independizaran, la parte mollar del lote que antiguamente formaba el ajuar y la dote para el casamiento.

Antes de llegar a ese extremo, los Nozaleda vendieron parte de sus activos inmobiliarios para dar el salto mortal a la bolsa de mano de Colonial, Aisa y Afirma. Unas inversiones ruinosas que han terminado comprometiendo al resto de sus negocios, como el fabricante de colchones Flex, los super Galerías Primero o la estación de esquí Boi Taul. Ahora, lo que queda de Nozar, declarada en concurso, funciona con lo puesto, sin secretarias ni seguridad a la puerta.

La crisis ha dejado varios cadáveres inmobiliarios en el camino. Gigantes exquisitos que se derrumbaron como un castillo de naipes cuando la deuda fue insostenible para sus propietarios y para los bancos. Lo saben bien Luis Portillo (Colonial), Fernando Martín (Fadesa), la familia Sanahuja (Metrovacesa) o los hermanos Nozaleda (Nozar). Sin embargo, aun estando unidos por el ladrillo, sus fracasos no han dejado el mismo número de marrones a sus espaldas.

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