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"Que no voy, leche": Salgado acaba con las jornadas de la APD en las que Ruiz Mateos agredió a Boyer
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"Que no voy, leche": Salgado acaba con las jornadas de la APD en las que Ruiz Mateos agredió a Boyer

Las jornadas de la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) sobre los Presupuestos Generales del Estado han sido durante casi cuatro décadas una cita

Las jornadas de la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) sobre los Presupuestos Generales del Estado han sido durante casi cuatro décadas una cita ineludible en el calendario del madrileñeo de postín. A estas jornadas han acudido los ministros de Economía desde la época del aperturismo del franquismo para juntarse con lo más granado del empresariado patrio, que cada año acudía a escuchar qué pretendía hacer el Gobierno con el dinero de todos los españoles.

Estas jornadas alcanzaron su máximo esplendor en los años 80, bajo los Gobiernos de Felipe González y con Claudio Boada en la presidencia de la APD, cuando alrededor de Miguel Boyer, primero, y Carlos Solchaga, después, se reunía esa clase empresarial que medró al calor del felipismo y que dio en llamarse la beautiful people. Eran los tiempos de vino y rosas en que España era "el país donde más rápido puede uno hacerse rico" (Solchaga dixit). Fue en una de esas jornadas, en diciembre de 1988, cuando José María Ruiz Mateos agredió al propio Boyer y soltó su mítica frase "¡que te pego, leche!".

Después llegó la crisis de principios de los 90, la victoria electoral del PP, Zapatero... y ningún ministro de Economía dejó de acudir religiosamente a su cita anual. Ni Pedro Solbes, ni Rodrigo Rato, ni Solbes otra vez. Hasta Elena Salgado. La vice anda en estos días tan ocupada tratando de apagar el incendio de la deuda española en los mercados (y llegando tarde a algunas reuniones como la del Financial Times) que se ve que no tiene tiempo para acudir a esta cita ineludible para todos sus antecesores en el cargo.

Como es lógico, en la APD están indignados con el desplante. "La ministra no nos quiere o no quiere hablar", afirma un cargo de la asociación que preside actualmente José María Aguirre. "Qué diferencia con Solbes, que siempre venía aunque cayeran chuzos de punta en la economía", añade.

Aparte de que la crisis de la deuda se ha cruzado en el camino de Salgado, hay quien la comprende: "¿Cómo va a ir a explicar los Presupuestos si estamos en febrero y ya los están cambiando con el famoso plan de austeridad? ¿Qué va a contar, los antiguos, los nuevos, o los que tendrán que retocarse dentro de unos meses porque nos obligará la Comisión Europea?", se pregunta con sorna un habitual de estas jornadas año tras año.

Más allá de la agenda de la vicepresidenta o de la dificultad de defender unos presupuestos que ya a principios de año el Gobierno asume como inviables, el desplante de Salgado es una muestra más del distanciamiento entre el Ejecutivo y la clase empresarial. Un distanciamiento que se ha escenificado con el enfrentamiento con la nueva CEOE de Díaz-Ferrán a cuenta de la reforma laboral, las manifestaciones toleradas/incentivadas de los sindicatos contra los empresarios echándoles la culpa de la crisis, la negativa a recortar gastos "sociales", impuestos o cotizaciones, y -la última- con la culpabilización a los mercados de todos los males de la economía española.

Las lenguas más viperinas afirman que sería absurdo que fuera Salgado a las jornadas si es una ministra-florero y el único que decide en economía (como en todo lo demás) es Zapatero. Pero no parece que el presidente esté por la labor de comparecer en la histórica cita de la APD.

Las jornadas de la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) sobre los Presupuestos Generales del Estado han sido durante casi cuatro décadas una cita ineludible en el calendario del madrileñeo de postín. A estas jornadas han acudido los ministros de Economía desde la época del aperturismo del franquismo para juntarse con lo más granado del empresariado patrio, que cada año acudía a escuchar qué pretendía hacer el Gobierno con el dinero de todos los españoles.

Elena Salgado