Montilla hace un guiño a sus votantes no nacionalistas y se erige como opción “federalista y moderada”

Pasados los dos meses del caluroso verano, y con el comienzo del curso político marcado por las elecciones catalanas de otoño, el presidente de la Generalitat, el socialista José Montilla, ha empezado ya a desmarcarse del discurso nacionalista que le caracterizó hace unas semanas. Consciente de que tiene mucho camino por recuperar, a tenor de la previsible ventaja de casi diez puntos que le separan en las encuestas de su principal opositor, el nacionalista Artur Mas, Montilla ha empezado a hacer guiños a su electorado socialista no nacionalista, precisamente para no perderlo. Se trata del electorado que habla castellano y catalán que vive principalmente en las grandes ciudades como Barcelona, Lérida, Tarragona y sus núcleos periféricos -el tradicional cinturón rojo obrero e industrial catalán- y que suele preferir votar en las generales y abstenerse o no ir a votar en las autonómicas.

Pero Montilla sabe que necesita movilizar este electorado socialista que quiere una Cataluña en el actual marco autonómico español sin aventuras independentistas. La confrontación de Montilla contra la sentencia por el estatut del Tribunal Constitucional y la marcha de Antoni Castells, del ala más catalanista del PSC, han provocado que dedique compromisos para que sus votantes que también consideran a Cataluña en el marco autonómico español no se le vayan hacia el PP o la abstención.

Descarta las consultas independentistas 

“El PSC es la opción moderada para los que no quieran consultas independentistas y apuesten por el federalismo y el autonomismo con respeto a lo que se merece Cataluña con el nuevo Estatut tal y como se aprobó, tienen en el PSC su opción de voto en las próximas elecciones”, ha dicho Montilla tanto en público como entre sus compañeros de partido. También advierte a los que opten por “aventuras independentistas” reclamando el concierto económico catalán y consultas oficiales por la independencia, en alusión al discurso cada vez más soberanista de CiU (para captar votos de los republicanos indecisos e incluso de los socialistas más catalanistas desencantados con la actitud del Gobierno español respecto de Cataluña por el Estatut) y ERC, e incluso a los ecosocialistas de ICV que también apuestan por convocar un referéndum sobre la independencia de Cataluña, que “pueden provocar una fractura en términos nacionales y sociales”.

El presidente de la Generalitat declara que no es independentista pero sí defensor de que Cataluña alcance mayores cuotas de autogobierno en base a su riqueza e historia y lo que marca el texto estatutario que fue votado en 2006. Fuentes internas del partido afirman a este diario que Montilla utilizará en las elecciones la baza de las inversiones y modernización social que ha conseguido Cataluña en los últimos cuatro años, aunque faltan competencias importantes pendientes de transferir en materia de justicia, educación, financiación e inmigración. Montilla defiende que las administraciones catalanas deben hacer políticas para preservar la cohesión de la sociedad en dos niveles: uno más político, relacionado con el auge del independentismo tras la sentencia del Estatut para limitarlo con el cumplimiento estricto del texto estatutario, y otro más social, para evitar que la crisis económica sólo perjudique a los más débiles.

Desde el PSC se descartan “aventuras como las consultas independentistas” si ganan las elecciones, como proponen sus actuales socios de ICV. Una opción que también apoya el ex presidente de la Generalitat, Pasqual Margall, que ve con buenos ojos un referéndum en el que los ciudadanos digan si optan por la continuidad de la España autonómica, quieren un estado federal o bien la independencia de Cataluña. Según Montilla, la Comunidad ya tiene su "derecho a decidir" cada vez que va a las urnas y puede elegir entre fuerzas políticas que abogan por escenarios distintos, por lo que ha declinado convocar esta consulta.