Revés para el ‘Caso Goldfinger’: Sean Connery ya no tiene quien lo juzgue

Nadie quiere ser juez en Marbella. Como destino judicial, la localidad malagueña está en desuso. La decisión del magistrado Ricardo Puyol, del juzgado número 1, más conocido como el juez  del 'Caso Goldfinger', para incorporarse a los juzgados de Málaga, ha abierto una vez más el debate sobre la ralentización de la Justicia.

El traslado no será inmediato, pero ejemplariza los males del sistema. Los magistrados se van y dejan los juzgados huérfanos de titular y con causas mediáticas abiertas de par en par. Los arquitectos de la justicia aparcan en el olvido los proyectos que empiezan a instruir para incorporarse a otros destinos.

Desde el punto de vista personal, Marbella se ha convertido en un destino problemático para los jueces. Por un lado, demasiados expedientes abiertos; y por otro, escaso apoyo desde las instituciones. Decía el juez Falcone que no temía a la Mafia, sino a que el Estado lo dejara solo. Los jueces precisan de la protección de las instituciones y, muy especialmente, de las de la propia Administración de Justicia. Sin embargo, casi todos se quejan de falta de apoyos.
 
Casos tan mediáticos como el de ‘Goldfinger', en el que están imputados el actor Sean Connery y su esposa, vuelven a estancarse. Nadie entiende como el Consejo General del Poder Judicial puede autorizar los cambios de destino de los jueces que solicitan, en medio de la instrucción, el traslado de juzgado. Es el caso también de Oscar Pérez, el último magistrado del ‘Caso Malaya’, que abandonó Marbella para ocupar el Juzgado Mercantil número 1 de Málaga tras dictar el auto por el que Isabel Pantoja podría ir a la cárcel.

Magistrados con mala prensa

Después de los titulares a bombo y platillo en revistas tan exclusivas  como Vanity Fair, el ‘Goldfinger’ se queda empantanado hasta la llegada de un nuevo titular al Juzgado. Cuando venga el magistrado deberá empezar a estudiar las supuestas irregularidades urbanísticas en el suelo donde se asentaba el chalet de Marbella en el que Connery y su mujer Micheline residieron durante décadas.

Eso y los cientos de folios de sumario que engrosan el caso. Nadie sabe quien será su sustituto. La sobrecarga de trabajo de los juzgados de Marbella y la falta de especialización son los principales responsables de que nadie quiera estas plazas judiciales de la Costa del Sol.  

Todo ello unido a la mala prensa que tienen algunos jueces, caso de Urquía, al que apartaron del caso Hidalgo, una causa que ha pasado por diferentes manos de jueces para finalizarse la instrucción con la imputación de 20 personas y el sobreseimiento a cuatro, entre ellos los notarios detenidos. ¿Qué nos quedará por ver en Marbella?