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Guerra municipal por los finalistas para la Capitalidad Cultural Europea de 2016
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Guerra municipal por los finalistas para la Capitalidad Cultural Europea de 2016

Si hubiera sido una contienda física, la sangre habría llegado al río. En este caso, las puñaladas no salieron de los despachos. Todo el trabajo de

Si hubiera sido una contienda física, la sangre habría llegado al río. En este caso, las puñaladas no salieron de los despachos. Todo el trabajo de brega y lobby se tejió a golpe de telefonazo. Llamadas hasta los despachos de algunos ministros. El fin era pasar el primer corte y quedar entre los seis finalistas que se disputarán la Capitalidad Cultural Europea de 2016. ¿Exagerado? Mucho menos de lo que puedan imaginar.

La gran favorita, para empezar, sigue adelante. Córdoba, la candidata oficialista, avalada en teoría por el mismísimo José Luis Rodríguez Zapatero y por su ministro Miguel Ángel Moratinos, candidato frustrado para la alcaldía de la ciudad califal, lidera las apuestas. Su presencia, sin embargo, ha cortado el paso de la también andaluza Málaga, una de las más decepcionadas ayer jueves entre los diez descartados.

 

Otros dos de los finalistas, ambas también con destacadas alcaldías socialistas, han levantado bastantes suspicacias entre los derrotados. Es el caso de Zaragoza y San Sebastián, a las que se atribuye gestiones de última hora para garantizarse un puesto. Su triunfo ha sido el fracaso de Santander, la candidata con mayor presupuesto gracias al patrocinio del banco de Emilio Botín, que no ha cumplido con las expectativas.

Los otros tres finalistas no han generado tantas suspicacias. Es el caso de Las Palmas, primera ciudad periférica que accede a esta ronda, “que se cuela por méritos propios”, o de Segovia y de Burgos, “que no hacen daño a nadie y que tienen alcaldes de perfil más bajo o de salida”, explica uno de los participantes. Aun así, su elección ha dejado fuera a ciudades como Cáceres, que habían realizado populares campañas de promoción.

No han tenido opciones otras tantas ciudades, como la madrileña Alcalá de Henares, que por coincidir 2016 con el cuarto centenario de la muerte del escritor universal Miguel de Cervantes, natural del municipio complutense, sonaba entre las favoritas. El nombre del ganador se conocerá a mediados de 2011. Hasta entonces, nuevos esfuerzos, tanto culturales como políticos, para convencer al comité de selección de la Unión Europea.

Si hubiera sido una contienda física, la sangre habría llegado al río. En este caso, las puñaladas no salieron de los despachos. Todo el trabajo de brega y lobby se tejió a golpe de telefonazo. Llamadas hasta los despachos de algunos ministros. El fin era pasar el primer corte y quedar entre los seis finalistas que se disputarán la Capitalidad Cultural Europea de 2016. ¿Exagerado? Mucho menos de lo que puedan imaginar.

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