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Los hermanos Ybarra (Vocento, BBVA…) llegan a los tribunales por líos de herencia
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Los hermanos Ybarra (Vocento, BBVA…) llegan a los tribunales por líos de herencia

La cohesión familiar es un bien perecedero. Más aún, si hay cuestiones de dinero de por medio. Que se lo digan, si no, a la familia

La cohesión familiar es un bien perecedero. Más aún, si hay cuestiones de dinero de por medio. Que se lo digan, si no, a la familia Ybarra (a una de sus ramas), que ha visto cómo dos de sus representantes, los hermanos Santiago y Emilio Ybarra, hijos de Santiago Ybarra y Dolores Churruca, matrimonio que continuó una de las dinastías con más solera de Neguri, el corazón aristocrático e industrial del viejo Bilbao del siglo XIX, que andan de tribunales.

 

Las rencillas que llevan a mal traer a los dos hermanos, máximos accionistas individuales del Grupo Vocento, sin ir más lejos, tienen que ver con el testamento que ha redactado su madre. La ya casi centenaria Dolores Churruca Zubiría, condesa de El Abra, ha dispuesto que todo su patrimonio pase a directamente a sus nietos, es decir, a los hijos de Emilio Ybarra con su mujer María Aznar, dado que Santiago no tiene descendencia.

Este punto ha sido el que ha llevado a los dos hermanos a los tribunales. Aunque en el fondo, la disputa enfrenta a Santiago Ybarra, el mayor de ambos hermanos, con la decisión de su madre, de la que además no ha podido heredar el título nobiliario, que en base a la libertad de testar que se recoge en los fueros vascos, marco jurídico que en algunos casos no coincide con el Derecho Civil, ha optado por testamentar en favor de sus nietos.

En el fondo, el único bien en disputa es el Palacete que la familia Ybarra-Churruca posee en Neguri. El temor de que esta lujosa propiedad, una de las joyas arquitectónicas del barrio, la ciudad para el invierno (Neguko hiri) donde se instaló la aristocracia vasca de los Altos Hornos, no tenga herederos ciertos ha hecho que Dolores Churruca, hija del ingeniero Alfonso Churruca Calbetón, primer Conde de El Abra, haya optado por asegurar la casa familiar.

Esta decisión ha supuesto un duro revés para Santiago Ybarra, quien fuera presidente de Vocento durante 20 años, que no podrá disponer del palacete ni podrá tampoco congraciarse con otros aspirantes a visitar sus salones, caso del matrimonio amigo formado por el francés Jean D´Orleans, hijo del Conde de París, y la española Filomena Tornos, emparentada con los Ybarra y con otras grandes familias de la industria vasca, como los Yanduri o los Motrico.

Para su sonrojo, el pleito que enfrenta a los dos hermanos Ybarra se ha convertido en la comidilla del selecto barrio de Getxo. Uno de los apellidos más representativos del espíritu de Neguri pleitea por una parte de la herencia sin que parezca posible un acuerdo. Está en juego una joya arquitectónica, pero también un símbolo del legado del abuelo materno, el que presidiera la época más famosa de los Altos Hornos de Vizcaya. Nada es ya lo que fue.

La cohesión familiar es un bien perecedero. Más aún, si hay cuestiones de dinero de por medio. Que se lo digan, si no, a la familia Ybarra (a una de sus ramas), que ha visto cómo dos de sus representantes, los hermanos Santiago y Emilio Ybarra, hijos de Santiago Ybarra y Dolores Churruca, matrimonio que continuó una de las dinastías con más solera de Neguri, el corazón aristocrático e industrial del viejo Bilbao del siglo XIX, que andan de tribunales.

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