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En U.K. cuentan la salida de Antonio Horta del Santander de forma distinta
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En U.K. cuentan la salida de Antonio Horta del Santander de forma distinta

No radicalmente distinta, cierto, pero sí diferente. La salida del ejecutivo portugués Antonio Horta-Osorio, 46, consejero delegado de Santander Reino Unido desde 2006 hasta el pasado

No radicalmente distinta, cierto, pero sí diferente. La salida del ejecutivo portugués Antonio Horta-Osorio, 46, consejero delegado de Santander Reino Unido desde 2006 hasta el pasado miércoles 3 de noviembre de 2010, parece haber pasado por la prensa española como una tormenta de verano al día siguiente olvidada. En el Reino Unido, sin embargo, el asunto sigue generando el pleno interés de los medios y del mundo financiero. Razones hay de sobra: Horta-Osorio, la joya de la corona del Santander, que parecía llamado a tener un protagonismo de primer orden en la sucesión de Emilio Botín, será a partir de marzo de 2011 el CEO del británico Lloyd's Banking Group.

El pasado domingo 7 de noviembre, un par de hombres de negocios españoles asistieron en Londres a la boda de un importante ejecutivo judío –sí, los judíos tienen estas cosas: se casan en domingo, no en sábado- en la que estaban presentes varios altos cargos de Lloyd’s, y allí se hablo largo y tendido del cambio de trinchera de Horta-Osorio, un hombre que goza de gran prestigio como gestor en Gran Bretaña después de haber dado la vuelta como un calcetín al Abbey, la filial británica del Santander comprada en 2004, y haber logrado integrar con éxito en Abbey los negocios de Alliance & Leicester y de Bradford & Bingley,  adquisiciones más recientes de Botín en las islas.

Parece que el ejecutivo portugués, titulado en dirección de empresas por la Universidad Católica de Lisboa, con un MBA del  INSEAD y un AMP por la Harvard Business School, se presentó en el despacho de Don Emilio casi por sorpresa para anunciarle que dejaba la casa:

-Sabes que llevo año y medio diciéndote que no estoy de acuerdo con algunas operaciones que se han hecho, ni con la expansión que has emprendido en este tiempo, porque creo que es importante  consolidar antes lo que tenemos y no huir hacia adelante. Ahora se me presenta la oportunidad de dirigir Lloyd’s. Me ofrecen menos dinero del que tú me das, y aunque me aseguran que con el bonus podría llegar a ganar más que aquí, sé bien que eso no se producirá en un banco como este, participado por el Estado y sometido al escrutinio público. A pesar de lo cual…

-Pero vamos a ver –cortó un impaciente Botín-, ¿Tú te quieres ir de verdad…?

-Sí, sí, que me voy.

-Pues vete, y vete con toda la tranquilidad del mundo. No necesitas darme más explicaciones.

-Pues nada, me voy. Adiós.

Los ejecutivos portugueses y las empresas españoles

Hasta ahora no se había hablado de la existencia de diferencias de criterio sobre la estrategia de negocio del Santander entre su presidente y hombre fuerte, Emilio Botín, y un ejecutivo tan significado como Horta-Osorio que, además, ha mantenido siempre una relación de amistad con Ana Patricia Botín, la heredera in pectore del emporio bancario levantado por su padre en estos últimos años. Parece que el portugués discrepó, entre otras operaciones, de la compra -efectuada el pasado mes de agosto- de 318 sucursales del Royal Bank of Scotland y otros activos en Reino Unido por un importe de 1.987 millones de euros. El suceso no es nuevo: fue precisamente la compra del Abbey la que motivo en 2004 la salida del Santander de Jaime Botín, hermano de Emilio y contrario a la operación.

En el entorno del Lloyd’s se habla también -como los empresarios españoles presentes en la boda antes citada pudieron comprobar- de la decepción que Antonio Horta parecía sentir desde hace algún tiempo, en concreto desde que tuvo la certeza de que jamás podría aspirar a presidir el Banco Santander, porque ese puesto está reservado a la hija del presidente, algo que durante años se puso en duda en nuestro propio país precisamente a cuenta del descomunal tamaño adquirido por el grupo. La sangre, al final, ha vuelto a imponer sus normas para dar luz a una especie de “banca dinástica” un tanto peculiar para los tiempos que corren.

Oído en la boda de referencia, en boca de un ejecutivo de Lloyd’d: “Horta se sentía decepcionado. Parece que en España los portugueses inteligentes pueden llegar a ocupar altos puestos de responsabilidad en empresas españolas, pero jamás alcanzar la presidencia. Le ha pasado a Horta-Osorio y le pasó ya a Antonio Viana-Baptista en Telefónica. No creo que eso guste mucho en Portugal”.

En Lloyd’s creen que el desembarco de Ana Patricia Botín en Gran Bretaña puede ser cualquier cosa menos un camino de rosas. La importancia de Santander Reino Unido hace imprescindible la entrada a fondo en el establishment británico, además de una vida social acorde con el cargo, algo que puede no resultar nada fácil a una mujer que es mucho en España, pero casi nada en Gran Bretaña, y cuyo carácter, bajo esa capa de amabilidad que expanden sus fotos, es, además de fuerte, más bien frío. El comentario es general: “Ana Patricia se va a jugar su futuro en Londres”.

No radicalmente distinta, cierto, pero sí diferente. La salida del ejecutivo portugués Antonio Horta-Osorio, 46, consejero delegado de Santander Reino Unido desde 2006 hasta el pasado miércoles 3 de noviembre de 2010, parece haber pasado por la prensa española como una tormenta de verano al día siguiente olvidada. En el Reino Unido, sin embargo, el asunto sigue generando el pleno interés de los medios y del mundo financiero. Razones hay de sobra: Horta-Osorio, la joya de la corona del Santander, que parecía llamado a tener un protagonismo de primer orden en la sucesión de Emilio Botín, será a partir de marzo de 2011 el CEO del británico Lloyd's Banking Group.

Emilio Botín Ana Patricia Botín