Cena de alto copete de Florentino Pérez y Rosell con la alta burguesía catalana

Cataluña ha sido el centro de España en las últimas 48 horas por dos motivos. El primero, la celebración de las elecciones autonómicas, que han acabado con Artur Mas como presidente de la Generalitat. El segundo, el partido de fútbol que anoche disputaron el FC Barcelona y el Real Madrid, con resultado histórico (5-0) para los azulgrana. Una histórica cura de humildad para la prepotente galaxia blanca. Dos asuntos muy distintos que, sin embargo, se mezclan, como demuestra el cónclave que reunió en la noche del domingo a la alta burguesía catalana y madrileña.

Carlos Vilarrubi, conocido empresario y mejor lobbista, hizo de anfitrión en una cena organizada en su domicilio en la que estaban como principales invitados Sandro Rossel y Florentino Pérez, máximos responsables del Barça y del equipo madrileño. Ambos son amigos y socios, hasta el punto de que su famita hace negocios con una de las sociedades a ACS. El joven presidente del club azulgrana siempre ha defendido a su homónimo de la casa blanca, del que se considera rival pero no enemigo..

 

La cuestión es que Rosell, hijo de uno de los fundadores de Covergencia Democrática de Cataluña (CiU), compartió mesa y mantel en casa de Villarrubi con ex consejeros de empresas como Telefónica, Antena 3, Fortis y Port Aventura, con lo más granado del establisment catalán. Al evento acudieron personas como Emilio Cuatrecasas, del conocido bufete de abogados, Juan María Nin, director general de La Caixa, y José Oliú, presidente de Banco Sabadell.

No faltaron tampoco representantes de los medios de comunicación como Carlos Godó, consejero delegado del grupo que edita La Vanguardia, y Tacho Benet, hombre fuerte de Mediapro. El ágape reunió asimismo a distinguidos prebostes de la izquierda, como Javier Solana, así como a miembros del PP, como Enrique Lacalle, envuelto en su día en negocios con Javier de la Rosa. Un personaje, encargado del Barcelona Meeting Point, que años atrás decía que ni había burbuja inmobiliaria ni tampoco pinchazo del ladrillo.

A la casa de Villarrubi, actual vicepresidente de Rotschild y del área institucional del FC Barcelona, también acudieron Pedro Fontana, ex número uno de BBVA en Cataluña, Inés Carulla (Grupo Agrolimen) y Josep Maria Bartomeu, íntimo amigo de Sandro Rossell y, a la sazón, consejero delegado en funciones del Barça.

Pero Florentino Pérez, que hoy se queda también en Barcelona para asistir al interesante consejo de administración de Abertis, no estuvo solo. Le acompañó Leopoldo Rodés, un gran experto en marketing, muy cercano a los March, el mayor accionista de ACS. Rodés, consejero de La Caixa, de Criteria y de la concesionaria de autopistas, ayudó al presidente del Real Madrid a conseguir que Zapatero, con el apoyo de CiU, le desarrollara la conocida como enmienda Florentino. Una norma que le facilitará su entrada en Iberdrola. Por tanto, motivo más que suficiente por el que el mandamás de ACS se mantuviera en silencio en la reunión del pasado sábado en Moncloa, en la que varios empresarios tiraron de las orejas al regidor del Gobierno.

Una cena de alto copete en la que, como pueden comprobar, había mucho más que comida encima de la mesa.