El Senado propone a Iñaki Gabilondo como cronista parlamentario del año cuando ni es cronista ni es parlamentario

Pocas veces se le ha visto por la Carrera de San Jerónimo ni por la Plaza de la Marina Española. La última, sin embargo, fue hace menos de un mes, y estaba en compañía de Daniel Bardavío, director de Gabinete del presidente del Senado, Javier Rojo. A tenor de lo ocurrido después, pocos dudan de que, ya en aquel encuentro, se empezó a dibujar lo que ayer se confirmó como uno de los mayores descubrimientos en lo que al mundillo periodístico se refiere: Iñaki Gabilondo, ex conductor de las mañanas de la SER, ex conductor del informativo nocturno de Cuatro y ex conductor -en este caso por cierre empresarial- de la tertulia política nocturna de CNN+, también es cronista parlamentario. ¡Albricias!

 

No pocos compañeros, habituales de la lid parlamentaria, se han quedado atónitos. “Pero, ¿cuándo venía éste por aquí?”, se preguntaban unos en el Congreso… “¿Será que firmaba con pseudónimo y no lo sabíamos?”, cuestionaban otros en el Senado. La cuestión es que, desde hace semanas, Javier Rojo busca el máximo consenso posible entre los grupos parlamentarios para hacer una propuesta única al Premio Luis Carandel al mejor Cronista Parlamentario. La propuesta, presentada ayer con el apoyo de todos los portavoces salvo el Partido Popular, ha sido, en efecto, la de Iñaki Gabilondo, conocido por sus sesudas crónicas parlamentarias, de las cuales no hay parangón desde tiempos de don Mariano José de Larra.

El PP, todo sea dicho, no ha cuestionado las múltiples virtudes del periodista, al cual reconocen toda clase de venturas en el mundo de la comunicación. Sin embargo, dado el desconocimiento de su faceta como cronista de Cortes, el partido que en el Senado preside Pío García Escudero ha optado por proponer a Rocío Antoñanzas, una compañera de la agencia EFE a la que puede verse casi todos los días ejerciendo esa honrosa labor. Entre los periodistas que habitualmente siguen la información parlamentaria tampoco ha caído demasiado bien la propuesta de los grupos en el Senado, dado que el premio, además, está dotado nada menos que con 10.000 euros que, en estos tiempos que corren, a cualquier compañero no considerado estrella mediática le vienen como anillo al dedo.