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Blanco y Del Rivero dejan plantados a los ladrilleros para abordar el 'caso Repsol'
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Blanco y Del Rivero dejan plantados a los ladrilleros para abordar el 'caso Repsol'

El ministro del ramo tocó a rebato y los ladrilleros acudieron ayer en comandita hasta Fomento para participar de un desayuno que comenzó a las nueve

El ministro del ramo tocó a rebato y los ladrilleros acudieron ayer en comandita hasta Fomento para participar de un desayuno que comenzó a las nueve horas y se prolongó en el tiempo por eso de que la crisis inmobiliaria no se resuelve en un pis-pas. Allí, compartiendo mesa con José Blanco y su secretaria de Estado Beatriz Corredor, se encontraban Fernando Martín (Fadesa), Luis del Rivero (Sacyr), Carlos Cutillas (Chamartín) así como representantes de las principales inmobiliarias, de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), la patronal Seopan, AVS, y las cooperativas Concovi y Gecopi. En Fomento no cabía un alfiler.

La voz cantante la llevó en todo momento Fernando Martín, que se presentó en la casa de Pepiño Blanco con la buena nueva de que Martinsa-Fadesa había salido de concurso. Martín ya no es la cabeza visible del denominado y extinto lobby constructor G-14 pero, a tenor de los argumentos y tonos empleados, como si lo fuera. “Si no hay un gran acuerdo entre el sector financiero, Gobierno y promotoras, esto no tiene solución”, aseveró tajante el promotor pucelano, quien pidió al ministro, además, que se dejara de demonizar a los ladrilleros.

Pero Blanco tenía uno de esos días y se mostró en todo momento tenso y con prisas, como si las manillas del reloj pesaran quintales, y no se anduvo con chiquitas a la hora de responder a Martín: “No demonizaremos al sector, pero que éste tampoco haga trampas. Nos hemos encontrado con muchas sorpresas fiscales por parte de algunas promotoras”. Así las cosas, el ministro exigió transparencia a las inmobiliarias, lo que a algunas -que lo único trasparente que conocen son los billetes de quinientos euros a contraluz- les debió sonar extraño.

Aun así, la reunión fue distendida y el ambiente cordial. Blanco aseguró a los asistentes que se va a producir una “paulatina normalización” del sector, aunque ésta no puede consistir "en desplazar un problema del sector privado al sector público". Asimismo, indicó que Fomento, la banca y las inmobiliarias pueden "compartir estrategias y crear sinergias" para encontrar en el exterior "una vía de salida relevante" para el "stock” inmobiliario.

La guinda final la puso Luis del Rivero, a la sazón presidente de Sacyr y eterno aspirante al cetro de Repsol. Eran las once de la mañana cuando el ministro de Fomento se levantó de la mesa dejando con un palmo de narices a los ladrilleros. Blanco salió a toda prisa. Y detrás, raudo como una liebre para echar el guante al ministro, Del Rivero.

No quería hablarle de pisos ni de suelo rústico sino de Repsol, que es la presa que tiene en el objetivo. El de Sacyr ya cuenta para esta operación con el espaldarazo del titular de Industria, Miguel Sebastián, pero, sabedor de que necesita de toda la artillería gubernamental, aprovechó el aparte que hizo con Blanco para contarle su particular versión de la batalla por la petrolera, una versión que, como suele ser habitual cuando se trata de Del Rivero, no siempre coincide con la realidad. Una cosa son ladrillos y otra muy distinta, el oro negro.

El ministro del ramo tocó a rebato y los ladrilleros acudieron ayer en comandita hasta Fomento para participar de un desayuno que comenzó a las nueve horas y se prolongó en el tiempo por eso de que la crisis inmobiliaria no se resuelve en un pis-pas. Allí, compartiendo mesa con José Blanco y su secretaria de Estado Beatriz Corredor, se encontraban Fernando Martín (Fadesa), Luis del Rivero (Sacyr), Carlos Cutillas (Chamartín) así como representantes de las principales inmobiliarias, de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), la patronal Seopan, AVS, y las cooperativas Concovi y Gecopi. En Fomento no cabía un alfiler.

La voz cantante la llevó en todo momento Fernando Martín, que se presentó en la casa de Pepiño Blanco con la buena nueva de que Martinsa-Fadesa había salido de concurso. Martín ya no es la cabeza visible del denominado y extinto lobby constructor G-14 pero, a tenor de los argumentos y tonos empleados, como si lo fuera. “Si no hay un gran acuerdo entre el sector financiero, Gobierno y promotoras, esto no tiene solución”, aseveró tajante el promotor pucelano, quien pidió al ministro, además, que se dejara de demonizar a los ladrilleros.

Pero Blanco tenía uno de esos días y se mostró en todo momento tenso y con prisas, como si las manillas del reloj pesaran quintales, y no se anduvo con chiquitas a la hora de responder a Martín: “No demonizaremos al sector, pero que éste tampoco haga trampas. Nos hemos encontrado con muchas sorpresas fiscales por parte de algunas promotoras”. Así las cosas, el ministro exigió transparencia a las inmobiliarias, lo que a algunas -que lo único trasparente que conocen son los billetes de quinientos euros a contraluz- les debió sonar extraño.

Aun así, la reunión fue distendida y el ambiente cordial. Blanco aseguró a los asistentes que se va a producir una “paulatina normalización” del sector, aunque ésta no puede consistir "en desplazar un problema del sector privado al sector público". Asimismo, indicó que Fomento, la banca y las inmobiliarias pueden "compartir estrategias y crear sinergias" para encontrar en el exterior "una vía de salida relevante" para el "stock” inmobiliario.

La guinda final la puso Luis del Rivero, a la sazón presidente de Sacyr y eterno aspirante al cetro de Repsol. Eran las once de la mañana cuando el ministro de Fomento se levantó de la mesa dejando con un palmo de narices a los ladrilleros. Blanco salió a toda prisa. Y detrás, raudo como una liebre para echar el guante al ministro, Del Rivero.

Luis del Rivero Fernando Martín