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El apartamento de lujo en Manhattan del defenestrado secretario personal de Sáenz
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El apartamento de lujo en Manhattan del defenestrado secretario personal de Sáenz

Alfredo Sáenz, mano derecha de Emilio Botín en Banco Santander, no gana para disgustos en 2011. El pasado jueves se conoció que el Tribunal Supremo le

Alfredo Sáenz, mano derecha de Emilio Botín en Banco Santander, no gana para disgustos en 2011. El pasado jueves se conoció que el Tribunal Supremo le ha condenado a tres meses de cárcel y a inhabilitación para ejercer su cargo. Un jarro de agua fría que le llegó solo dos días después de que El Confidencial revelara que la entidad financiera había despedido a su secretario personal por el uso de una información privilegiada con la que había ganado mucho dinero.

Un delito muy grave cometido por un directivo, de nombre Cedric Cañas, del que ahora se conocen algunos detalles sobre su frenético ritmo de vida. El asistente del vicepresidente y consejero delegado de Banco Santander se graduó en la Harvard Business School y pasó gran parte de su vida entre Boston y Londres. Pero fue en Nueva York donde echó raíces antes de volver a Madrid para ser uno de los hombres de confianza de Sáenz.

A finales de 2005, cuando regresó a España, vendió un apartamento de un dormitorio en Battery Park, una de las zonas verdes más grandes la ciudad estadounidense, cerca del distrito financiero. Pero en otoño de 2006, cuando comenzaron las dudas sobre la salud del mercado inmobiliario, Cañas, ni corto ni perezoso, se compró un piso de dos dormitorios en plena Gran Manzana. El ejecutivo de Santander, que en diciembre de 2010 fue pillado con las manos en la masa usando información restringida, desembolsó 1,3 millones de dólares por tener una casita en el centro de Manhattan. Apenas tenía 33 años.

El propio Cañas lo explicaba a Newsweek, en un artículo publicado en junio de 2007, en el que la revista se preguntaba sobre si la burbuja del ladrillo podría continuar. El secretario de Sáenz señalaba que Nueva York era la principal ciudad del mundo para las finanzas y que trataría de mantener su lujoso apartamento con indeferencia de cuál fuera su destino laboral. La publicación lo exponía como el “perfecto ejemplo” de personas que ganaban mucho dinero, que andaban de un lado a otro del mundo y que con sus adquisiciones habían inflado los precios de la vivienda hasta el cielo y más allá.

Ahora se ha conocido que, como dicen en el propio banco, se ha pasado de listo. Lo han puesto en la calle. No se sabe si ha vuelto a Manhattan, pero en Estados Unidos le han abierto una investigación que no suele salir precisamente barata.

 

Nota de Redacción.- José Miguel Iturmendi Rubia, abogado y profesor asociado del Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política I de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, se ha dirigido a este periódico para desmentir que él sea el autor de las palabras recogidas el pasado día 11 en el confidente: "El hijo de un candidato a rector de la UCM: Me complace comunicaros que mis padres me acaban de enchufar en su departamento".

"El escrito anónimo se funda en una “nota escrita” supuestamente por mí en una “bitácora persona de la Familia Iturmendi”. Pues bien, esa nota no la he escrito ni enviado yo, lo que puede advertirse por quien tenga la dosis mínima de sentido común. A todas luces, quien utilizó mi nombre para enviar tal nota, tenía la inequívoca intención de desacreditar a mis padres y a mí, de un modo zafio y cobarde. Estos hechos ya han sido denunciados por mí a la Policía. 

"Mi incorporación del Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política I de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, como Profesor Asociado, tuvo lugar tras un concurso público, convocado con publicidad y transparencia, que se tramitó y concluyó con escrupuloso respeto a la normativa vigente, lo que garantizó que no se produjera arbitrariedad alguna.

Alfredo Sáenz, mano derecha de Emilio Botín en Banco Santander, no gana para disgustos en 2011. El pasado jueves se conoció que el Tribunal Supremo le ha condenado a tres meses de cárcel y a inhabilitación para ejercer su cargo. Un jarro de agua fría que le llegó solo dos días después de que El Confidencial revelara que la entidad financiera había despedido a su secretario personal por el uso de una información privilegiada con la que había ganado mucho dinero.

Alfredo Saenz