Un conocido restaurante se solidariza con los jugadores del Rayo invitándoles a comer

Ayer fue una jornada diferente en la rutina diaria del Rayo Vallecano. El club propiedad de Ruiz-Mateos ha pasado a primera línea de la actualidad deportiva debido a la quiebra a la que le ha conducido el extravagante empresario y marido de doña Teresa Rivero. A los jugadores se les adeudan varios meses de sus nóminas y la situación personal de algunos de ellos es ya insostenible. Lanzaron un órdago el pasado miércoles y amenazaron con no presentarse ante el Valladolid el próximo fin de semana. Y su golpe en la mesa tuvo consecuencias positivas e inmediatas.

La primera de ellas fue ver a todos los medios nacionales siguiendo el entrenamiento del equipo el jueves por la mañana, atentos al devenir del líder de Segunda. La segunda fue la visita de Luis Rubiales, presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, para arrimar el hombro y apoyar en estos malos momentos al vestuario rayista. Y la tercera, la más llamativa, vino en forma de agasajo, puesto que un conocido restaurante madrileño invitó a comer a toda la plantilla como signo de solidaridad.

Mientras Míchel y Movilla, capitanes, y Sandoval, entrenador, ofrecían una esperada rueda de prensa para informar de que finalmente no habría plante ante el Valladolid, el resto de jugadores iban saliendo del vestuario recién duchados para poner rumbo a El Jardín de la Leyenda, restaurante situado en uno de los costados de la A-6, a la altura de Pozuelo de Alarcón.

El dueño de este establecimiento posee además la cadena Pizza Jardín, vinculada al deporte a través del baloncesto. Después de que la difícil situación del Rayo saltara a todas las portadas, La Leyenda se puso en contacto con la plantilla para invitarles a comer este jueves, con la intención de subirles el ánimo de cara a la lucha en la que están inmersos para ascender a la Liga de las Estrellas.

Lo cierto es que las conocidas facilidades que encuentran los futbolistas en forma de invitaciones o rebajas significativas a la hora de acudir a un restaurante o a adquirir un coche siempre han levantado polémica. En este caso, la situación se puede parecer pero la coyuntura no es la misma. 

Precisamente, algún aficionado del puñado que se acercó ayer a seguir el entrenamiento mostraba su sorpresa de que, precisamente, los poseedores de los Mercedes o los BMW que había aparcados en la ciudad deportiva rayista estuvieran pasándolo mal económicamente. El hombre se contestaba a sí mismo a continuación, asegurando que “serán como todos, tienen sus expectativas, cuentan con un dinero que les deja de llegar y empiezan a deber dinero de hipotecas o alquileres. Son como cualquiera de nosotros, pero en grande, supongo”.

Hace unos días, otro restaurante ya invitó a cenar al equipo vallecano, lo que demuestra que hay más de un empresario que quiere colaborar con estos jugadores que pasan por sus peores momentos económicos pero por una inmejorable situación deportiva.

Los aficionados rayistas, tras varios años en 2ªB, ven cerca la vuelta a Primera. Aunque el temor generalizado entre ellos es que ese grupo de chavales que visten la famosa camiseta blanca con una franja roja comience a desmoralizarse ante una situación que sólo se arreglará tras la venta del club. De momento mantienen el buen ambiente, tal y como se demostró ayer mientras compartían mesa y mantel sin tener que sacar después sus agobiadas carteras para pagar la cuenta. Después siguieron haciendo piña yendo al cine a ver la última de Torrente.