Algo debe pasar en los predios de Pedro Castro cuando sus funcionarios dejan de gastar bromas pesadas al PP

Huele a cambio. O al menos a victoria ajustada. Por lo que pueda pasar en próximo domingo 22 de mayo, algunos usos y costumbres han cambiado en las últimas fechas ante la inminencia de la cita con las urnas. Ha ocurrido en Getafe, el municipio madrileño gobernado por el histórico socialista Pedro Castro desde 1983, que vuelve a presentarse como candidato para continuar en el cargo otros cuatro años.

Como es tradición en Getafe, los partidos que se presentan a los comicios suelen montar carpas en espacios públicos para realizar sus acciones de propaganda electoral. Y como ha ocurrido históricamente, todas las formaciones tienen que solicitar los correspondientes permisos ante el Ayuntamiento, que los ha concedido normalmente en tiempo y forma sin ningún tipo de objeción.

Aunque no con todas las formaciones, ya que los funcionarios del consistorio getafense solían ser extremadamente celosos con la solicitud del PP para su instalación. Al final, las patadas en la espinilla de los funcionarios formaban parte del juego con el principal partido de la oposición -que si te falta este papel, que esta firma aquí, que esta coma allá-, aunque desde una institución que no debe actuar de parte dentro de una campaña electoral.

Este año, sin embargo, las viejas costumbres han pasado a mejor vida. El juego sucio de otras campañas ha desaparecido. Por lo que pueda pasar, el tratamiento a los partidos ha sido por igual por parte de los funcionarios de turno. El PP aprieta, pero necesita mayoría absoluta para desbancar a Castro, que repetirá como alcalde con el apoyo de Izquierda Unida. En cualquier caso, por lo que pueda pasar, mejor no hacer bromas.