Córdoba 2016, segundo varapalo para Moratinos en apenas 48 horas

No gana para malas noticias. Si Miguel Ángel Moratinos perdió el domingo su oportunidad de presidir la FAO, ayer se volvió a llevar un nuevo chasco. Refugiado en su escaño de diputado al Congreso por Córdoba, el ex ministro de Asuntos Exteriores esperaba el triunfo de Córdoba a la capitalidad europea de la cultura 2016. El fracaso de ayer por la tarde de la ciudad andaluza en beneficio de San Sebastián se lo tomó Moratinos como algo personal.

El diplomático español había luchado con fuerza por la candidatura. Desde su cargo de ministro, intentó convencer al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de las bondades de Córdoba. También a Manuel Chaves, por aquel entonces presidente de la Junta de Andalucía, que rompió la supuesta neutralidad como jefe del Gobierno andaluz al decantarse por esta ciudad en vez de por Málaga, que también aspiraba a la capitalidad europea.

Su ligazón con la ciudad califa era tan intensa que Incluso José Antonio Griñán le ofreció a Moratinos el número 1 de la lista del PSOE a la Alcaldía de Córdoba. Rechazó el puesto. En primer lugar porque hace un año aún era ministro y pensaba que Zapatero le mantendría capitaneando Exteriores hasta final de esta legislatura.

En segundo lugar porque Moratinos también consideraba la Alcaldía como un premio menor y que en el caso de una retirada política le ofrecerían una Embajada de relumbrón o un cargo internacional de postín. Al final, nada de nada. El ex representante de la UE para Oriente Medio, impulsor del desaparecido Foro Formentor que se celebraba en el hotel de este nombre, en el norte de Mallorca, se ha quedado sin horizonte, con un rumbo incierto.

La frustrada visita de Obama

En Córdoba no eran pocos los que le imaginaban como comisario de Córdoba 2016 y que, aprovechando su red de contactos internacionales, situara en el mapa global a la tercera ciudad andaluza. Incluso movió sus hilos con Washington para que Barack Obama visitara Córdoba en una frustrada visita a España.

A pesar de su negativa a aceptar la lucha por la Alcaldía, conocedor de las escasas posibilidades de éxito tras la retirada de Rosa Aguilar primero al Gobierno Griñán y luego como ministra de Zapatero, Moratinos se mojaba en los debates locales intentando ganarse a los cordobeses, como intentar zanjar la polémica del posible uso no católico de la mezquita de Córdoba.

No sería nada de extrañar que Moratinos llorara ayer a moco tendido con el fracaso de Córdoba 2016, como cuando Zapatero frustró su retiro dorado en París. La decisión de la UE a favor de San Sebastián no se entiende en la ciudad andaluza. La candidatura empezó hace diez años promovida por los empresarios cordobeses y el Gobierno Zapatero siempre apoyó a Córdoba, no sólo por Moratinos y Rosa Aguilar, sino también por la ex ministra de Cultura Carmen Calvo.