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El niño mimado de Rato 'okupa' un despacho más grande que el de su jefe
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El niño mimado de Rato 'okupa' un despacho más grande que el de su jefe

Gustavo Rivero, el protagonista del ascenso más meteórico de la banca privada española con sólo 32 años, está pisando algunos callos en Bankia a cuenta de

Gustavo Rivero, el protagonista del ascenso más meteórico de la banca privada española con sólo 32 años, está pisando algunos callos en Bankia a cuenta de su nuevo despacho. Y es que, por lo que dicen, el despacho es para verlo: 100 metros cuadrados y con toda clase de lujos dignos de un hotel de cinco estrellas. De hecho, es más grande que el del propio Rodrigo Rato en la planta 23 de la Torre de Plaza de Castilla, y en la entidad lo llaman con sorna "la plaza de toros".

Como adelantó en su día El Confidencial, Rato fichó a Rivero como director del broker de Caja Madrid por sus méritos en la gestión de la cartera de la familia del ex vicepresidente como banquero privado en Banesto. Y con la fusión, lo ascendió a director de banca privada del nuevo grupo, pasando por encima del director general de Altae, José Manuel Dabrio, y del de Arcalia, Octavio Sánchez, al que le habían prometido el puesto.

Eso ya le granjeó enemigos en la casa. Pero además, buena parte de sus nuevos subordinados recelaban del nombramiento de alguien tan joven y sin experiencia, cuando en la propia casa hay profesionales con más de 30 años de brega a sus espaldas, 'sangre verde' de pata negra, que, en vez de ascender, han tenido que prejubilarse. Y ahora, encima, esto.

El despachito de marras está en la calle María de Molina, 39, en Madrid, casi haciendo esquina con Castellana. Se trata de la antigua sede de Bancaja en la capital, que se había quedado vacía con la integración de la caja valenciana en Bankia. Según cuentan desde dentro de la entidad, Rivero se enamoró de él y, antes de que ningún otro directivo de la caja pudiera decir esta boca es mía, se lo quedó. Y eso que su despacho en el palacete de Monte Esquinza, la sede de Altae, no era precisamente el de Jack Lemmon en El Apartamento. Además, para que nadie le moleste, tendrá toda la planta (la tercera) para él solo.

Oficialmente, la historia es un poco distinta. Bankia decidió instalar en María de Molina su unidad de banca privada, con lo que venderá o alquilará la sede de Monte Esquinza. Y allí los despachos que había eran así, de forma que, en vez de meterse en obras, que siempre es un fastidio y cuesta dinero -no están los tiempos para tirarlo-, se lo ha quedado el responsable de la unidad.

Sea como fuere, lo que es seguro es que no ha sido una ocupación discreta. "Encima, invita a otros directivos del banco para presumir de despacho. Y claro, echan pestes cuando vuelven a sus cubículos", señala una de las fuentes consultadas. Porque en la Torre Caja Madrid (ahora Torre Bankia) sólo hay 50 ó 60 personas que tienen despacho, y algunos son muy pequeños. Otros, además, tienen la mala suerte de que les pilla la gigantesca columna diagonal que sostiene esta torre inclinada, que atraviesa por completo la habitación.

Tanto revuelo ha montado Rivero que el asunto de su nuevo despacho ha llegado hasta el comité de dirección de Bankia. Precisamente, parece ser que la indiscreción es el mayor defecto de la estrella emergente de la banca privada, algo que también ha levantado ampollas. Porque si algo se aprecia en el negocio de gestión de patrimonios, es la confidencialidad. Seguramente es un pecadillo de juventud, como los que cometieron otros banqueros que tienen que responder por ellos (o no) 17 años después.

Ahora que suenan tambores de guerra en Bankia tras la salida a bolsa, el de Rivero es uno de los nombres que suenan para abandonar la entidad. Pero tiene dos ventajas a su favor: que no pertenece a la vieja guardia de Blesa, que es la que va a salir, y que la única persona que manda en Bankia es quien le ha fichado personalmente.

Rodrigo Rato Banca privada