Rouco Varela, en la plenitud de su poder, ya piensa en la retirada

“Dudo mucho que haya una organización en el mundo capaz de convocar a un millón de jóvenes”, ha dicho el cardenal-arzobispo de Madrid, el gallego Antonio María Rouco Varela, presidente a la vez de la Conferencia Episcopal, es decir, el hombre más poderoso de la Iglesia Católica en España y uno de los ‘príncipes’ de la Iglesia Universal con más cercanía al Papa Benedicto XVI.

Rouco Varela, al que los expertos teólogos consideran como el representante del sector duro de la jerarquía católica, ha sido el único cardenal del mundo que ha tenido la responsabilidad de organizar en dos ocasiones la Jornada Mundial de la Juventud que fue instaurada por el anterior Papa, el beato Juan Pablo II. Lo hizo siendo arzobispo de Santiago de Compostela (1989) y en su última edición durante estos días ya como cardenal de Madrid.

Pero su pode terrenal parece llegar a su final. En primer lugar, porque este 20 de agosto cumple la edad reglamentaria para estar en activo, 75 años, que el Vaticano establece para la jubilación de obispos y sacerdotes. En segundo lugar, porque la salud de este gallego de Villalba -del mismo pueblo lucense que Manuel Fraga, con el que siempre ha tenido una especial relación de paisanaje y amistad- está muy quebrantada y ha tenido que someterse a muy serias intervenciones quirúrgicas y médicas.

“Lo normal”, explican fuentes cercanas al cardenal Rouco Varela, “es que el Papa conceda entre un año y dos más tras cumplir la edad reglamentaria para la jubilación, pero no parece que el jefe de la Conferencia Episcopal tengan mucho interés en continuar como máxima jerarquía católica en España… Cree que ya ha cumplido y que su figura está muy desgastada en un amplio sector de la sociedad española, sobre todo, tras sus serios enfrentamientos durante los últimos ocho años con el gobierno socialista del presidente Rodríguez Zapatero, con el que ha mejorado la relación en los últimos tiempos…”.

Hombre cuestionado y amigo de sus amigos

Rouco Varela, muy cuestionado por los sectores progresistas de la Iglesia y por las organizaciones católicas de base, alcanzó el esplendor de su poder al ser nombrado arzobispo de la diócesis metropolitana de Madrid (que conlleva además el mando directo de la de Alcalá y Getafe) y colocar a sus hombres de confianza en los puestos claves de la Iglesia española y de la Conferencia Episcopal, entre ellos, al portavoz de la misma, el controvertido Monseñor Camino  (jesuita) al que consiguió recientemente el episcopado. Aunque en la anterior elección para presidir la Conferencia Episcopal fue derrotado por el moderado obispo abulense, entonces de Bilbao, monseñor Blázquez. Casó a los Príncipes de Asturias y ha bautizado a casi todos los nietos del Rey.

Las mismas fuentes creen que tras la exitosa JMJ Madrid 2011, Rouco podría cumplir su sueño de retirarse pasados unos meses a su añorada tierra gallega. Siempre que su jefe, el Papa Ratzinger, se lo autorice. Naturalmente.

Ello supondría una gran oportunidad para los sectores más progresistas de la Iglesia española que llevan pidiendo desde hace mucho tiempo un cambio más abierto y tolerante en la dirección jerárquica de un país mayoritariamente católico pero con una feligresía cada vez más alejada de los postulados católicos.