Arias Cañete pierde adeptos entre sus compañeros ricos del gimnasio

La subida de impuestos aprobada por el Partido Popular ha hecho mella entre su electorado. Más aún entre los más pudientes, a los que el rejonazo fiscal ha supuesto pasar a pagar un tipo marginal máximo del 52%. Alguno de los integrantes del Gobierno, como el titular de Agricultura, han tenido que soportar ya en sus círculos habituales comentarios críticos sobre esta decisión, que no iba recogida en el programa político del equipo de Mariano Rajoy.

Aunque la agenda de ministro deja menos huecos para el ocio que viviendo en la oposición, Miguel Arias Cañete sigue fiel a viejas costumbres, como escaparse al selecto gimnasio del centro comercial ABC Serrano, ubicado en pleno corazón del Paseo de la Castellana. En este rincón para las tablas de abdominales y las mancuerdas, el dirigente del PP comparte fatigas para guardar la forma con muchos de los ejecutivos del Madrid de las finanzas.

Hace sólo unas semanas, los comentarios en el Reebok Sport Club eran de ánimo y respaldo mientras pedaleaban unos kilómetros en la bici estática. Ahora, sin embargo, a la vuelta de Reyes, las palabras de apoyo han pasado a ser críticas abiertas y miradas recriminatorias, como si Cañete, pata negra del PP, emparentado con la aristocracia andaluza y amante de los coches clásicos, hubiera dejado de ser uno de los suyos después de la subida del IRPF.

Visto el repaso, Arias Cañete puede que cuelgue las zapatillas deportivas durante una temporada, al menos hasta que la indignación de sus compañeros de vestuario remita. El titular de Agricultura tendrá que conformarse con los paseos de fin de semana por el campo. En el cotizado gimnasio, con mucho profesional millonario sudando la gota gorda, la broma de la progresividad ha sentado como una puñalada. A ellos les toca dar más pedales.