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Pumpido no encuentra fiscales que quieran acudir a su fiesta homenaje

La despedida del exfiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, está siendo un crujir de togas. El hombre que anunció que en el proceso de paz

La despedida del exfiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, está siendo un crujir de togas. El hombre que anunció que en el proceso de paz con ETA habría que mancharse con el barro del camino, ha acabado comprobando cómo sus dos polémicos mandatos han terminado por dejar demasiadas heridas que, en la hora de su adiós, están volviendo a sangrar.

El lunes próximo, en el hotel Intercontinental, está convocada la que debía ser cena de homenaje a Pumpido. Pero los organizadores están encontrando tantas excusas entre los integrantes de la carrera fiscal para no asistir al evento que han tenido que ampliar el espectro de las invitaciones hasta los secretarios judiciales para intentar conseguir llenar el aforo.

Pumpido, hijo de fiscal no precisamente progresista, se ha caracterizado por conducir con ‘mano de hierro’ el puesto. No dudó en apoyar con gestos y palabras el proceso de negociación con ETA del anterior presidente del Gobierno, e incluso se llegaron a saltar las formas cuando estuvo presente en un Consejo de Ministros, algo que numerosos miembros de la Carrera Fiscal tildaron de “estrambote”: “Ya sabemos que al fiscal general del Estado le nombra el Gobierno, pero hasta el punto de participar en un Consejo…”, añaden ahora.

La cena homenaje del lunes puede ser el triste colofón a los mandatos de Pumpido, que el día de su cese, el 16 de diciembre y con el aún Gobierno en funciones de Zapatero, envió una carta personal a todos los fiscales en la que decía “dedicar este último minuto de mi mandato… a agradecer las colaboraciones y las críticas, leales unas y otras. Y os pido, como lo he hecho públicamente ya, disculpas por el perjuicio que os haya podido causar cualquier error de los que, sin duda, he cometido”.

El lunes, con su ‘enemigo’ Torres Dulce ocupando el puesto y muchos fiscales ausentes en su homenaje, puede comprobar que los ‘errores’ de los que habla en su carta le pasan factura. Eso sí, y como decía también en la misiva, el trabajo no le faltará: “La seguridad de que, donde a partir de hoy podréis encontrarme, no con menos trabajo pero quizás con algo más de sosiego, en la Sala Segunda del Tribunal Supremo, estaré siempre encantado y orgulloso de recibiros y de mantener vivo el vínculo que estos años han trabado entre este magistrado y el Ministerio Fiscal”. Algo que, a juzgar por las dificultades para organizar su homenaje, no parecen haber sido muchos.

La despedida del exfiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, está siendo un crujir de togas. El hombre que anunció que en el proceso de paz con ETA habría que mancharse con el barro del camino, ha acabado comprobando cómo sus dos polémicos mandatos han terminado por dejar demasiadas heridas que, en la hora de su adiós, están volviendo a sangrar.

Cándido Conde-Pumpido