Todos los secretos del ministro del Interior, olvidados sobre la mesa de Francino

“La izquierda abertzale manda en ETA y no tenga usted la menor duda de que si le exige su disolución, la banda obedecerá”. Ese fue el titular que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, regaló al periodista Carlos Francino durante su última entrevista con la Cadena Ser. Aquella mañana de finales de abril ambos abordaron temas muy calientes, asuntos de calado como el futuro de ETA a corto plazo, la controvertida reforma del Código Penal para endurecer la lucha contra la violencia callejera de los antisistema o la accidentada cacería del Rey Juan Carlos en Botsuana, el episodio que ha revivido el debate sobre su abdicación a favor del Príncipe Felipe.

Temas polémicos para una buena entrevista, sin duda. Lo que nunca habría imaginado Francino es que el ministro, inconscientemente, dejaría sobre su mesa de la Ser otro regalo, uno de una envergadura mucho mayor, un auténtico tesoro para un periodista porque escondía los mayores secretos y las informaciones más sensibles: su iPhone. En pleno proceso de reinserción de los presos etarras, con la imagen exterior del país a prueba, una vez más, con motivo de la cumbre del BCE en Barcelona y las calles españolas ensordecidas cada dos por tres por las protestas contra los recortes, el titular de Interior se dejó olvidado su teléfono móvil. Con toda probabilidad, el smartphone que contiene los más importantes secretos de España. Todo el caos que desde hace semanas rodea al Gobierno de Mariano Rajoy quedó materializado en este gesto.

Cuando el ministro se dio cuenta de su error movilizó a todo su equipo para recuperar el móvil, abandonado sobre la mesa nada menos que de la SER. Allí había quedado, custodiado y a salvo de indiscreciones… que se sepa.

Era el segundo susto de la jornada. El titular de Interior no andaba nada fino aquella mañana. Antes de pasar por los micrófonos de la Ser, se había dejado nada menos que su iPad olvidado en el asiento del AVE en el que regresaba de Barcelona. El tablet del jefe de la seguridad española abandonado en un vagón, quizá en sus tripas con todo el polémico plan de reinserción de presos etarras que se filtró días después.

Un trance, por cierto, por el que también pasaba unos días antes su compañera en la cartera de Fomento, Ana Pastor, que también dejaba olvidado su Ipad con todos los secretos de la obra pública española.