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Banquero, rico y de buena cuna… pero que prefiere no pagar el IVA
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Banquero, rico y de buena cuna… pero que prefiere no pagar el IVA

Tener dinero, buena educación y mejor patrimonio familiar no es garantía de nada. Ni siquiera de ser generoso o cumplir fielmente con tus obligaciones fiscales. Lo

Tener dinero, buena educación y mejor patrimonio familiar no es garantía de nada. Ni siquiera de ser generoso o cumplir fielmente con tus obligaciones fiscales. Lo sabe bien un conocido banquero español, presidente de una de las entidades financieras que opera en la Península, que a pesar de contar con una posición privilegiada, tanto económica como social, apura como cualquier hijo de vecino por ahorrarse unos cuantos euros al preferir pagar las facturas sin IVA. De puertas adentro, mejor en negro.

Con despacho en el corazón financiero de Madrid, el banquero ha preferido esquivar las arcas de Hacienda en lugar de cumplir como todo ciudadano de bien que se precie. Aunque las obras en su casa de campo, como ha sido el caso, fueran por un importe elevado, nada justifica que el acaudalado ejecutivo, conocido por su proverbial capacidad de relaciones públicas, solicitara pagar la factura sin el correspondiente impuesto preferido por Montoro.

Al final, el caso protagonizado por este prototipo de prohombre del establishment, en su sentido más amplio del término, viene a confirmar la tesis que sostiene cómo la conducta tramposa es independiente de la condición social del individuo. Es decir, la picaresca fiscal, por usar un eufemismo, está directamente ligada a la posibilidad de llevarla a cabo, no a la distinta condición moral que se atribuye a ricos y pobres, aunque resulta más gravoso cuando quien puede ser ejemplar no lo es a consciencia.

Sin embargo, como bien ha demostrado el caso de las cuentas suizas del HSBC, los secretos y las trampas no permanecen en la oscuridad para toda la vida. En ocasiones, el azar o la casualidad permiten que los pecados de infancia o madurez terminen sabiéndose, y más aún cuando se hace causa, como en este caso, de no pagar el IVA bajo amenaza de no contratar la obra. Por desgracia, este tipo de tangos lo bailan dos y la necesidad obliga a la otra parta a dar la mano a riesgo de que la de otro.

Tener dinero, buena educación y mejor patrimonio familiar no es garantía de nada. Ni siquiera de ser generoso o cumplir fielmente con tus obligaciones fiscales. Lo sabe bien un conocido banquero español, presidente de una de las entidades financieras que opera en la Península, que a pesar de contar con una posición privilegiada, tanto económica como social, apura como cualquier hijo de vecino por ahorrarse unos cuantos euros al preferir pagar las facturas sin IVA. De puertas adentro, mejor en negro.