Romana convierte a la Sareb en el inquilino más 'antipático' de Madrid

Cualquiera que se precie ha tenido un vecino de rellano incómodo y con aires de grandeza. Desde hace varios meses, lo sufren en sus propias carnes los inquilinos que comparten edificio con la Sareb, el banco malo creado por el FROB, han visto cómo la rutina de su oficina ha cambiado para peor. Deloitte, Ahorro Corporación y Allain Afellou han visto cómo su rutina laboral comenzó a cambiar hace seis meses, cuando el coco presidido por Belén Romana desembarcó en su nueva sede del Paseo de la Castellana.

Con más de 120 personas en plantilla y un pelotón de proveedores e inversores de visita cada día, el edificio de oficinas se ha visto obligado a doblar sus recursos gerenciales. Más recepción, más limpieza y más paciencia. Y además, atendiendo algunas particularidades exigidas por la cúpula de la Sareb, como eliminar el nombre en las plazas de garaje que tienen reservadas, ya que más de uno temía por la integridad de sus vehículos ante la mala prensa generada sobre el ‘banco malo’ con el fragor de los desahucios.

Ese celo por escapar a la presión popular, que ha dado pie a dos concentraciones a las puertas del edificio, hizo que hace dos semanas Romana cambiara el lugar de la junta general de accionistas bajo el mayor de los sigilos a fin de evitar una cacerolada. Esta dinámica proteccionista ha llegado al extremo de interiorizarse en los trabajadores de la Sareb, que guardan un celo extraordinario a la hora de interactuar con sus vecinos, perplejos por el comportamiento tan peculiar, más allá de los silencios del ascensor.

Lejos de menguar, la dinámica parece que irá a más. Sobre todo, después de que la Sareb haya solicitado más metros cuadrados. En menos de seis meses, pasará a ocupar tres plantas del edificio, convirtiéndose así en el inquilino de referencia. Precisamente, la publicación de que el FROB buscaba sede para el ‘banco malo’ hizo que las cajas de ahorro propietarias del inmueble se movilizaran para ofrecer los metros cuadrados sobrantes. Ahora, además de un negocio, aquella invitación se ha convertido en un dolor de cabeza.

Los únicos contentos con la llegada de la Sareb al eje norte del Paseo de la Castellana son los restaurantes de la zona. A pesar de la crisis, los bajos comerciales del edificio acogen un revival insólito, con nuevas referencias como Lateral o Maki, que tienen entre sus clientes a los empleados del banco malo. Sin embargo, sus visitas son menos frecuentes de lo que podrían ser, ya que las maratonianas jornadas de trabajo que encabeza Walter de Luna hace que la mayoría de los días todo el plantel coma frío delante de su ordenador.