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Casimiro García Abadillo visitó a Gómez de Liaño en su casa antes de publicar los recibís
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Casimiro García Abadillo visitó a Gómez de Liaño en su casa antes de publicar los recibís

El exjuez Javier Gómez de Liaño sabrá bien por qué, a estas alturas de su vida y con su prestigio incólume después de que el Tribunal

El exjuez Javier Gómez de Liaño sabrá bien por qué, a estas alturas de su vida y con su prestigio incólume después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le diera la razón en aquel infame caso Sogecable, que le expulsó de la carrera judicial, ha decidido ahora asumir el papel de defender al personaje más canallesco de la escena genovita. Un personaje que mantiene en vilo al viejo y nuevo PP a cuenta de esa manta de la que ha decidido tirar y que amenaza, nada menos, que al propio presidente del Gobierno.

Gómez de Liaño sabrá, decíamos, las razones que le han empujado a aceptar semejante papelón, pero, de momento, lo que empieza a trascender de sus primeros pasos al lado de extesorero del PP nada bueno augura para un hombre que ha acreditado su buen hacer profesional en tantas otras ocasiones.

Este diario informaba la semana pasada de que Gómez de Liaño había estado con Pedro J. Ramírez en su despacho minutos antes de que el director de El Mundo emprendiese el camino de la Audiencia Nacional para presentar, fuera de horario, la primera entrega manuscrita y original del famoso cuaderno B de Bárcenas. Pillado en esas extrañas circunstancias, el ahora letrado del extesorero afirmó entonces que su presencia en la redacción de El Mundo nada tenía que ver con Bárcenas, cuya defensa todavía no había aceptado pues se encontraba inmerso en otro importante juicio en Valladolid.

Aseguró que lo que verdaderamente había ido a hacer al periódico era a entregar su artículo mensual que publica desde hace quince años en la cabecera de Pedro J., artículo que, por cierto, todavía no ha visto la luz en las páginas del rotativo si es que, en honor a la verdad, Liaño lo entregó el lunes pasado.

Al día siguiente, el periódico que dirige el paperboy de la prensa española -niño en el bautizo, novia en la boda y, si le dejasen, el muerto en el entierro- publicaba a toda página parte de la contabilidad original que El País ya había adelantado meses atrás en formato fotocopias.

Algunos de los lectores más perspicaces de El Confidencial ya ironizaron entonces con el hecho de que el exjuez no tuviese ningún otro medio, por ejemplo un simple correo electrónico, para hacer llegar sus textos al periódico sin tener que desplazarse en persona hasta la redacción. Máxime si tan ocupada estaba, como él mismo decía, por el citado juicio de Valladolid.

Gómez de Liaño sabrá, decimos, por qué ha aceptado defender a Luis Bárcenas. Él asegura que tanto el extesorero como su mujer, Rosalía Iglesias, se lo pidieron insistentemente de forma directa y que, cuando aceptó el caso, lo primero que hizo fue poner sobre la mesa sus condiciones. Entre otras, que él dirigiría la estrategia de la defensa y no su patrocinado y, lo que es más importante, que no habría más ruido del necesario. Clara alusión a las exclusivas que El Mundo viene publicando en los últimos días, SMS privados incluidos, provenientes del entorno del propio Bárcenas.

No contento con todo ello, Gómez de Liaño llegó a afirmar en una entrevista a este periódico que sabía diferenciar claramente lo personal de lo profesional y que, pese a su conocida amistad con Pedro J., él no entregaría “nunca unos papeles o unos documentos judiciales” al periódico que él dirige. “Yo le puedo asegurar que no me comportaré nunca como si fuese un abogado del periódico El Mundo, que no lo soy y ya tiene su propia abogada, y no entregaré nunca unos papeles o unos documentos judiciales, como algún otro letrado ha hecho, al periódico”, respondía ufano.

Bien. Pues todo eso parece ahora estar en tela de juicio. Nada, por cierto, que no se viniera especulando desde que el nombre del juez del caso Sogecable emergiera en la baraja que manejaba Bárcenas desde su celda de Soto del Real. ABC, de hecho, ha llegado a insinuar incluso que el periódico de Ramírez es el que paga la minuta de Liaño. Sea como fuere, lo cierto es que este lunes, después de que Bárcenas cantase la Traviata en el despacho de Pablo Ruz, El Mundo volvió a tener acceso en exclusiva a parte de la documentación judicial puesta en manos del juez. ¿Periodismo de investigación o pacto de amigos entre Liaño y su director?

La respuesta es fácil de colegir si se tiene en cuenta que al número dos de Pedro J. Ramírez, Casimiro García Abadillo, de hecho, vicedirector de El Mundo y lugarteniente del primero, se le pudo ver este lunes, en torno a las 18:30 h de la tarde, entrando en el domicilio personal de Gómez de Liaño y de su mujer, María Dolores Márquez de Prado, en la calle Cardenal Marcelo Spínola de Madrid.

El resto de la historia es ya conocida. El propio García Abadillo, al que le quemaba la exclusiva en las manos, anunciaba poco después en su cuenta personal de Twitter que El Mundo volvería a sorprender, al día siguiente (por ayer), “con nuevas revelaciones del caso Bárcenas”. El periódico publicó, además del recibí de la supuesta comisión percibida por el PP de Castilla-La Mancha, varios tarjetones con apuntes manuscritos de los sobresueldos entregados a Rajoy o Federico Trillo, entre otros.

El Confidencial trató ayer de contactar sin éxito con el abogado de Bárcenas hasta en cinco ocasiones.  

El exjuez Javier Gómez de Liaño sabrá bien por qué, a estas alturas de su vida y con su prestigio incólume después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le diera la razón en aquel infame caso Sogecable, que le expulsó de la carrera judicial, ha decidido ahora asumir el papel de defender al personaje más canallesco de la escena genovita. Un personaje que mantiene en vilo al viejo y nuevo PP a cuenta de esa manta de la que ha decidido tirar y que amenaza, nada menos, que al propio presidente del Gobierno.