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El nuevo CEO del Santander asciende a la secretaria cesada por Alfredo Sáenz
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El nuevo CEO del Santander asciende a la secretaria cesada por Alfredo Sáenz

En una empresa presente en varios continentes, decenas de países, con miles de empleados, las secretarias suelen jugar un papel fundamental. Algunas tienen una historia cuanto menos singular.

En una empresa con presenciaen varios continentes, decenas de países, con miles de empleados, las secretarias suelen jugar un papel fundamental. Llevar las agendas de los principales ejecutivos no es tarea fácil si se tiene en cuenta los numerosos viajes continentales e intercontinentales, las múltiples reuniones con responsables de negocio y autoridades, y las innumerables conferencias telefónicas con inversores. En bastantes casos, se encargan hasta de comprarle el regalo a la esposa del señorito cuando llegan efemérides comoel cumpleaños o el feliz aniversario de boda.

Un trabajo que hacen personas anónimas que no siempre tienen el premio de un suculento bonus o unas stock options gratuitas, como las que reciben los directivos a los que sirven. Algunas veces no tienen ni siquiera el reconocimiento a su labor. Eso le pasó tiempos atrás auna de las secretarias de Alfredo Sáenzque, cosas de la vida, se quedó embarazada pasados los 40. Tras disfrutar del habitual permiso de maternidad, la persona de confianza del anterior consejero delegado del Banco Santander volvió al trabajo con el objetivo de reincorporarse a su desempeño.

Pero no pudo ni subir al despacho. A las puertas del 'ovni', como se conoce el edificio de la Ciudad Financiera del Banco Santander en Boadilla del Monte (Madrid) donde se concentra lo más granado de la cúpula directiva de la institución, un guardia de seguridad le invitó a ir directamente, a petición de Sáenz, a la dirección de recursos humanos. La mano de hierro de la entidad quería a una persona a tiempo completo, sin los contratiempos que provocan los niños de pocos meses. Gases, fiebres, vacunas… En definitiva, muchas horas en el pediatra.

La pobre se temía lo peor: con un hijo recién nacido y en la calle. Pero no. Los que gestionan el talento del primer banco de España le indicaron que su nuevo destino era la división de banca privada y gestión de activos, que por entonces dirigía... un tal Javier Marín. Un ejecutivo joven de carácter tempestivo, directo, que por aquel momento administraba un negocio que tan solo aportaba el 3% del beneficio total del transatlántico cántabro. Un hombre de confianza de Emilio Botín, del que fue su secretario personal, pero que no entraba en ninguna quiniela para ocupar un cargo de altísima responsabilidad.

Curiosidades del destino, Marín se convirtió en consejero delegado la pasada primavera cuando Sáenz tuvo que dejar su puesto antes de que el Banco de España le inhabilitara por la sentencia del Tribunal Supremo. Una sanción que en el último Consejo de Ministros conJosé Luis Rodríguez Zapatero al frente de la Moncloa le fue condonada por un polémico indulto. Y Marín, contento con el trabajo de la mujer, madre y empleada, se la llevó consigo y decidió reponerle su dignidad y los galones de ser una de las dos secretarias del número dos del Santander. Ni más ni menos.

En una empresa con presenciaen varios continentes, decenas de países, con miles de empleados, las secretarias suelen jugar un papel fundamental. Llevar las agendas de los principales ejecutivos no es tarea fácil si se tiene en cuenta los numerosos viajes continentales e intercontinentales, las múltiples reuniones con responsables de negocio y autoridades, y las innumerables conferencias telefónicas con inversores. En bastantes casos, se encargan hasta de comprarle el regalo a la esposa del señorito cuando llegan efemérides comoel cumpleaños o el feliz aniversario de boda.

Javier Marín Emilio Botín