Rodrigo Rato llena de color los rincones del desierto de Almería

El verano apura sus últimos días. A estas alturas del mes de septiembre, los más rezagados a la hora de incorporarse a las rutinas laborales de la capital disfrutan todavía de las jornadas de playa y las noches cálidas que todavía regalan algunos rincones del territorio. Almería es el oasis que ha elegido, por ejemplo, Rodrigo Rato para estirar su periodo estival y rematar el bronceado de su moreno.

El expresidente de Bankia y exvicepresidente del Gobierno con el PP estuvo el fin de semana paseando su atrevido fondo de armario por los pueblos del desierto almeriense. Enfundado en unos pantalones color fresa y un polo azul añil, un look muy en boga entre los modernos más pudientes, el político asturiano hizo gala de una discreta vida social, pasando desapercibido a ojos de la gran mayoría.

Aunque no tiene casa propia en la zona, como puede ser el caso del cineasta madrileño Fernando Trueba, Rato es un habitual del desierto de Almería, donde su cara sí es conocida en los pocos y señalados templos culinarios existentes. Elegante a su manera, el exdirigente popular hace migas con los locales hablando del tiempo o de cine, pero nunca de política o de bancos. Sobra explicar los motivos.

A pesar de su retiro forzoso de la primera línea del poder, Rato sigue coleando en alguno de los temas de la actualidad más candentes. Su aparición en los papeles de Luis Bárcenas o la evolución judicial del caso Bankia siguen sacando a relucir su nombre con cierta frecuencia, aunque se deje ver poco. Para dar con el que fuera llamado don Rodrigo hay que bajar hasta las tascas delicatessen de Almería.