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El jefe de la CEOE, en la fiesta privada de la Champions del Barça
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El jefe de la CEOE, en la fiesta privada de la Champions del Barça

El FC Barcelona celebró a lo grande la victoria frente a la Juventus en Berlín, con un festejo en el antiguo Aeropuerto Tempelhof. No faltó la cabeza visible de la patronal

Foto: Juan Rosell, en plena fiesta del Barça en Berlín
Juan Rosell, en plena fiesta del Barça en Berlín

Juan Rosell dijo hace un par de meses que en ''en el palco del Madrid sí se hacen negocios y en eldel Camp Nou, no tantos''. En un debate relajado sobre las influencias entre la política, los negocios y el deporte durantela presentación de la biografía de Carlos Ferret Salat, empresario y presidente del Comité Olímpico Español, el jefe de la CEOE reconoció que él particularmente no iba al palco de Can Barça porque es “demasiado hooligan'' y no puedecontener las emociones.

Además, añadió que, aunque Florentino Pérez siempre le invitaba al Santiago Bernabéu, muy pocas veces acudía porque se le notaba que quería que perdiese el Real Madrid. En cambio, dijo con humor que síacostumbraba a dejarse ver por el Vicente Calderón "por la relación personal" que mantiene con su presidente, el empresario Enrique Cerezo.

Y relajado se le vio en la fiesta que el FC Barcelona montó tras la final de la Champions que el sábado pasado ganó en Berlín. Después de la victoria frente a la Juventus, el club azulgrana lo celebró a lo grande en el antiguo AeropuertoTempelhof, un aeródromo construido por Hitler en los años treinta para uso militar que, curiosamente, durante la división de la capital alemana se convirtió en el único punto de embarque para los ciudadanos que habían quedado en la parte oeste del muro.

Allí, tras ser recibido con un mosaico luminoso con la palabra Campions y el Triplet, a Rosell se le vio distendido con una cerveza en la mano, marca Damm, un patrocinador habitual del club español, que regó las gargantas de los cerca de 1.000 aficionados invitados al evento. Se había quitado la chaqueta, prueba de que había sudado durante el partido en el Olímpico de Berlín, que registró una temperatura más propia del Meditérraneo.La terminal, que mantiene sus cintas para recoger el equipaje y que se ha transformado en una discoteca, fue engalanada con los colores del Barça, el himno lacrado en los antiguos puntos de facturación y una gran pantalla para ver los goles de toda la temporada europea.

Con comida típica alemana, postres y cava, más música en directo, el jefe de la patronal se divirtió con prudencia en un evento que, pese a los intentos de los responsables del local, fue bastante frío. En las pistas de despegue y aterrizaje, donde dormitaban dos aviones de la II Guerra Mundial, hubo algo más de jolgorio que de party,a laque también acudieron políticos como Artur Mas, jugadores como Edmilson y Özil y showmencomo Manel Fuentes, que había compartido hotel con la directiva del Barça. Poca cosa en comparación con la corte que acompañó al Rey Florentino a Lisboa.

Los jugadores tenían una zona reservada de la terminal, en el piso superior, donde celebraron la Quinta con sus familiares y más allegados. Messi fue de los primeros en irse, a eso de las 3 de la madrugada, antes que Rosell, que en esos momentos aún departía sereno con algunos de los consejerosdel club que ya están de salida.

Juan Rosell dijo hace un par de meses que en ''en el palco del Madrid sí se hacen negocios y en eldel Camp Nou, no tantos''. En un debate relajado sobre las influencias entre la política, los negocios y el deporte durantela presentación de la biografía de Carlos Ferret Salat, empresario y presidente del Comité Olímpico Español, el jefe de la CEOE reconoció que él particularmente no iba al palco de Can Barça porque es “demasiado hooligan'' y no puedecontener las emociones.

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