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El difícil verano de tres ilustres: Koplowitz, Villar Mir y Benjumea buscan 2.500 millones
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El difícil verano de tres ilustres: Koplowitz, Villar Mir y Benjumea buscan 2.500 millones

Sus tres corporaciones, FCC, OHL y Abengoa, han reconocido finalmente que no tienen fondos para pagar su millonaria deuda, lo que llevará a los empresarios a achatarrar sus imperios

Foto: Juan Miguel Villar Mir. (EFE)
Juan Miguel Villar Mir. (EFE)

Los veranos no son para Juan Miguel Villar Mir. Hace un año, el empresario padeció unas varices esofágicas que le obligarona ser trasladado en avión privado a Madrid para ser operadoen el Hospital la Luz. El ingeniero de Caminos salió adelante y al poco tiempo ya estaba al frente de un imperio que hoy factura unos 6.000 millones. Pero desde hace meses, de lo que dudan los inversores esde la salud del holding industrial.

“No entiendo por quéles ha dado a ustedes por preocuparse por la deuda de OHL. No tiene ningún sentido. Ya lo verán”, se quejó a principios de este añoen la presentación de los resultados anuales de 2014 ante cerca de 50 analistas, los cuales preguntaban porlos números de la compañía–cuyo beneficio se había hundido un 91%–y si generaría dinero suficiente para cumplir con sus acreedores. Las agencias de rating, las que miden la solvencia de una empresa, también la tienen puesta en cuarentena. Pese a ello, el presidente más longevo de todo el Ibex 35 respondió a sus críticos con el lanzamiento de un plan estratégico para duplicar su tamaño en cinco años.

Los planes de Villar Mir, con problemas con obrasen Turquía, Canadá, Argelia y Qatar,seguían el patrón de Esther Koplowitz, que en 2010, cuando el virus de la deuda amenazaba el porvenir de FCC y el de su fortuna personal, atacaba a los primeros críticos que advertían del posible derribo. En la Navidad de 2011, mientras en su finca preparaban la cena de Nochebuena, la empresaria se veía obligada a vender Torre Picasso, el edificio emblemático de la constructora y de la familia, situado en plena milla financiera de Madrid, a Amancio Ortegapor 400 millones.

Con ese ingreso, Koplowitz pensaba que sería suficiente para poner a salvo FCC y su 50%, que llevó a valer en su día más de 2.000 millones. Pero no fue así. Al contrario, el globo de la deuda y la falta de generación de caja le obligaron a desprenderse de otros muchos activos, pactar la salida demás de 4.000 personas para acabar, aun así, entregando su imperio por primera vez en 70 añosal magnate Carlos Slim al no poder acudir a una ampliación de capital a corazón abierto por 1.000 millones de euros. Si no perdió también hasta sus viviendasfue por el buen corazón de BBVA y Bankia, que le han dado cinco años para pagar sus préstamos sin tener que amortizar ni un euro.

El caso, con sus matices, se repite con Villar Mir, que ha tenido que poner a la venta Torre Espacio, su gigante levantado sobre la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, para obtener fondos con los que acudir a la operación de rescate de OHL y poder mantener el control de la constructora. Curiosamente, el comprador puede ser el mismo, el dueño de Inditex.Su situación no es tan difícil como lo sucedido con Koplowitz, porque, si se desprende del edificio, podrá suscribir acciones por 380 millones en la ampliación de capital de su grupo, que asciende también a 1.000 millones. Pero el diagnósticode la empresa es el mismo: tendrá que 'achatarrarla' –vender activos–para seguir en pie.

No le queda otra a Villar Mir. Nadie entiende cómo una empresa que va a ampliar capitalpor tal importe, con la consiguiente dilución y sacrificio para los accionistas, mantiene el pago del dividendo extrayendo dinero de la caja. La respuesta es que Villar Mirnecesita la remuneración de OHL para pagar al mismo tiempo los intereses de la deuda de 1.200 millones que tiene Grupo Villar Mir, que agrupa otros negocios como los fertilizantes y la energía.

Un entramado confuso, como el de la Abengoa de la familia Benjumea, que tras desmentir las dudassobre sus dificultades financieras para atender un pasivo de 7.000 millonesha tenido que claudicar y anunciar asimismo una ampliación de capital por la vía de urgencia. La ingeniera sevillana ha perdido el 50% de su valor bursátil en pocos días por los temores a sus profundas estrecheces de liquidez. La familia andaluza, vinculada también a tiempos anteriores a la democraciay que después hizo grandes negocios con el PSOE, perderá el control del grupo porque, a diferencia de Villar Mir y como le sucedió a Koplowitz, anda justa de efectivo. De hecho, ya tuvo que endeudarse personalmente para acudir a la anterior ampliación de capital de 450 millones en octubre de 2013, cuando emergieron las primeras inquietudes sobre su entramado societario. Como en los dos casos anteriores, su salvación pasa por poner el cartel de Se vende atodo lo que se pueda al mejor postor.

Tres firmas de apellidos ilustres están pasando un difícil verano, con una gestión empresarial discutida por los analistas financieros y tras dejar de sentirseintocables ante la banca. Hoy, con laglobalización de los acreedores y la desaparición de resortes como era en los tres casosEmilio Botín, han pasado a ser más terrenales.Ana Botínno tiene losmismos compromisosdel padre.En septiembre, las tres empresas deberán solicitar almercado al menos 2.500 millones para sobrevivir: 1.000 millones para OHL, 650 para Abengoa y otra nueva inyección de sangre para FCC, queno termina de levantar cabeza.

Los veranos no son para Juan Miguel Villar Mir. Hace un año, el empresario padeció unas varices esofágicas que le obligarona ser trasladado en avión privado a Madrid para ser operadoen el Hospital la Luz. El ingeniero de Caminos salió adelante y al poco tiempo ya estaba al frente de un imperio que hoy factura unos 6.000 millones. Pero desde hace meses, de lo que dudan los inversores esde la salud del holding industrial.

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