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El día que Juan Cotino (PP) tuvo miedo de la llamada telefónica de un policía
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El día que Juan Cotino (PP) tuvo miedo de la llamada telefónica de un policía

Hace algún tiempo, alejado en su retiro político de Valencia, donde llegó a ser presidente de las Cortes, el popular Juan Cotino recibió una intrigante llamada desde Madrid

Foto: El expresidente de Les Corts y exvicepresidente del Gobierno valenciano, Juan Cotino. (EFE)
El expresidente de Les Corts y exvicepresidente del Gobierno valenciano, Juan Cotino. (EFE)

Hace algún tiempo, alejado en su retiro político de Valencia, donde fue presidente de las Cortes, el popular Juan Cotino recibió una intrigante llamada desde Madrid. Al otro lado del teléfono hablaba un viejo conocido, un comisario acostumbrado a moverse por las cañerías del poder al cual tuvo bajo sus órdenes durante la etapa como director general de la Policía (1996-2002). Pese a la familiaridad de la voz, no hubo lugar a comentarios cariñosos, más bien al contrario, todo lo que se dijo estaba en clave: “Si vienes mañana a Madrid, tráeme unas naranjas de esas que tanto me gustan”.

Ese mensaje ente líneas fue entendido a la perfección por Juan Cotino, que al día siguiente se trasladó a Madrid en el AVE con una bolsa de naranjas por maleta. El dirigente popular viajó solo, sin ninguna referencia extra de su antiguo subordinado, lo cual llegó a inquietar al interpelado. A su llegada a la capital, en la estación de Atocha, dos agentes de paisano estaban esperándole. Y sin mediar detalles, ambos escoltaron al antiguo jefe policial hasta una furgoneta tintada, a bordo de la cual se desplazaron hasta un chalé remoto en una localidad de la sierra madrileña.

El miedo a lo desconocido llegó a desconcertar a Cotino. Era una parafernalia propia de un final poco prometedor y no había garantías sobre cómo transcurriría esa especie de cita a ciegas. Al final del trayecto, el veterano comisario aguardaba las naranjas traídas de Valencia, y por supuesto el cara a cara con su porteador. Y allí estaban, años después, el comisario y su antiguo jefe, como si el tiempo no hubiera pasado, dispuestos a despachar asuntos importantes alejados de las dependencias oficiales y de cualquier ojo indiscreto que pudiera verles de nuevo juntos.

Al final, tanto secretismo se redujo a una cuestión muy sencilla. El famoso comisario hizo saber a Cotino que el peso de la ley iba a recaer de nuevo sobre los principales dirigentes del PP en la Comunidad Valenciana, donde la figura de Francisco Camps ya había sido perseguida judicialmente. El viaje de marras fue solo para poner en conocimiento esa información. Un favor sin contrapartida, más allá de las naranjas que vinieron en el AVE, que durante horas hizo temer al capo valenciano algo mucho peor. Motivos no le faltaban, pues Cotino sabía de los trabajos especiales del controvertido comisario.

Hace algún tiempo, alejado en su retiro político de Valencia, donde fue presidente de las Cortes, el popular Juan Cotino recibió una intrigante llamada desde Madrid. Al otro lado del teléfono hablaba un viejo conocido, un comisario acostumbrado a moverse por las cañerías del poder al cual tuvo bajo sus órdenes durante la etapa como director general de la Policía (1996-2002). Pese a la familiaridad de la voz, no hubo lugar a comentarios cariñosos, más bien al contrario, todo lo que se dijo estaba en clave: “Si vienes mañana a Madrid, tráeme unas naranjas de esas que tanto me gustan”.

Francisco Camps Comunidad Valenciana