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La otra víctima del 1-O: la ley hipotecaria
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La otra víctima del 1-O: la ley hipotecaria

La nueva ley hipotecaria, o, mejor dicho, la adaptación a la legislación española de la directiva sobre créditos inmobiliarios, iba a ver la luz el viernes, pero el 1-O lo ha aplazado

Foto: Varios estudiantes reclaman la celebración del referéndum en Barcelona. (EFE)
Varios estudiantes reclaman la celebración del referéndum en Barcelona. (EFE)

La nueva ley hipotecaria, o, mejor dicho, la adaptación a la legislación española de la directiva sobre créditos inmobiliarios, iba a ver la luz el pasado viernes. Eso, al menos, es lo que preveían los gerifaltes del Ministerio de Economía. Su gozo, sin embargo, ha caído en un pozo. El momento político no está para pactos, como ha sucedido en el caso de la Ley de Presupuestos, cuya presentación ante el Congreso se ha retrasado una semana.

En el caso de la ley hipotecaria, sin embargo, la cuestión es más compleja, toda vez que no tienen una fecha límite de entrada en el Parlamento, como sucede en el caso del proyecto de ley de presupuestos. Entre otras cosas, porque el grupo parlamentario popular y el socialista no se han puesto ni siquiera a negociar más allá de conversaciones informales.

Lo chocante es que en el Ministerio de Economía piensan que el punto más peliagudo para sacar adelante el proyecto de ley es el de la dación en pago, un asunto que preocupa a los socialistas, pero que, sin embargo, dista mucho de ser el más complicado de pactar. Lo que sorprende es que sin haber negociado, el Ministerio de Economía de Economía vaya diciendo por ahí que los socialistas quieren la dación de pago, sin duda para hacerlos similares al grupo parlamentario de Podemos, que siempre lo ha defendido sin matices.

Entre los socialistas, por el contrario, la dación en pago ‘pura y dura’ tiene algunos adversarios, que consideran que así planteada provocará el efecto contrario. Muchas entidades financieras tenderán a no conceder préstamos hipotecarios para no verse pillados, de ahí que el debate será algo más matizado. En todo caso, la ley hipotecaria puede esperar, como sucede con otras normativas que se han visto desplazadas por el monotema.

La nueva ley hipotecaria, o, mejor dicho, la adaptación a la legislación española de la directiva sobre créditos inmobiliarios, iba a ver la luz el pasado viernes. Eso, al menos, es lo que preveían los gerifaltes del Ministerio de Economía. Su gozo, sin embargo, ha caído en un pozo. El momento político no está para pactos, como ha sucedido en el caso de la Ley de Presupuestos, cuya presentación ante el Congreso se ha retrasado una semana.

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