Todos a correr (pero sin el jefe): el nuevo lema en la sede de ING

Correr a cualquier precio. La fiebre por las zapatillas caras, las mallas ajustadas y los cortavientos de manga larga se ha colado en todos los ámbitos de la vida urbanita, también incluso en el trabajo. Un buen ejemplo de ello es la iniciativa social promovida por la entidad ING para sus trabajadores en la capital, a los que ha decidido hacer la vida un poco más fácil para que puedan sudar haciendo kilómetros entre pinos.

La plantilla del banco naranja, cuyo cuartel general está en las inmediaciones de Las Rozas (Madrid), frente a un coqueto pinar, disfruta desde hace algún tiempo de un club de 'running'. El programa organiza grupos de distintos niveles para salir a correr repartidos a lo largo de la jornada, todos ellos con un monitor al frente. Hasta aquí, todo ideal, si no fuera porque en ocasiones el que se suma a correr es un jefe.

Aunque el superjefe, César González Bueno, se mantiene en forma lejos de esta moda, más de un integrante del comité de dirección gasta zapatilla de forma compulsiva. Y es ahí donde la disyuntiva de coincidir con alguno de los responsables se convierte en cuestión a debate, porque salir a correr sin rajar a gusto de un superior no es lo mismo, por mucho que hacer deporte interese. Y eso lo sabe cualquiera sin ser 'runner'.