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El susto de un presidente del Ibex por perder el móvil
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El susto de un presidente del Ibex por perder el móvil

Para evitar sonrojos innecesarios, el protagonista continuará bajo anonimato en esta historia, aunque su episodio es recordado con cierta periodicidad por sus subordinados

Foto: Un hombre sujeta un 'smartphone'. (Reuters)
Un hombre sujeta un 'smartphone'. (Reuters)

Muchos años como presidente de una cotizada demuestran suma habilidad para multitud de cosas, sobre todo las relacionadas con el uso del poder, pero no garantizan destreza para afrontar problemas básicos de cualquier mortal. Como, por ejemplo, cuando uno pierde el móvil olvidado en algún taxi de la capital.

Para evitar sonrojos innecesarios, el protagonista continuará bajo anonimato en esta historia, aunque su episodio es recordado con cierta frecuencia por sus subordinados. Y es que la pérdida de un teléfono móvil a bordo de un taxi estuvo a punto de generar una crisis institucional entre dos cotizadas del Ibex.

La pérdida de un teléfono móvil a bordo de un taxi estuvo a punto de generar una crisis institucional entre dos cotizadas del Ibex

El disgusto del móvil nada tuvo que ver con el coste de comprar otro nuevo. Ni siquiera el hecho de que pudiera tener archivos comprometedores, bien fuera por alguna foto personal, por correos de trabajo con información sensible sobre clientes o por algún hilo de 'wasap' relación con comentarios informales.

Tanto berrinche por la 'pérdida' tenía que ver con el hecho de llevar una versión digital de todas sus tarjetas bancarias. Y, cómo no, la imposibilidad de gestionar en una breve llamada la cancelación de todas. Los nervios y las prisas hicieron crecer la bola de nieve de la indignación al no pasar de una centralita y robot pregrabado.

Tan mal sabor de boca dejó al presidente de la cotizada, que a la mañana siguiente quiso cortar por lo sano cualquier relación de su compañía con el banco (también cotizado). Faltó muy poco para la enganchada. Por desgracia, ese posible divorcio solo ha dado que hablar en los pasillos de la planta noble.

Muchos años como presidente de una cotizada demuestran suma habilidad para multitud de cosas, sobre todo las relacionadas con el uso del poder, pero no garantizan destreza para afrontar problemas básicos de cualquier mortal. Como, por ejemplo, cuando uno pierde el móvil olvidado en algún taxi de la capital.

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