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Cabreo de los redactores con PSOE-UP: sin ver la firma del pacto y sin preguntas
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Cabreo de los redactores con PSOE-UP: sin ver la firma del pacto y sin preguntas

Los informadores son vetados a la entrada de la sala donde Sánchez e Iglesias iban a rubricar su acuerdo programático, con el argumento de que no había espacio para todos ellos

Foto: Los reporteros gráficos toman imágenes de la firma del acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, este lunes en el Congreso. (Inma Mesa | PSOE)
Los reporteros gráficos toman imágenes de la firma del acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, este lunes en el Congreso. (Inma Mesa | PSOE)

Pedro Sánchez acaba este 2019 acariciando su investidura después de más de ocho meses de bloqueo. Un saldo en positivo que tiene una pequeña muesca (o grande, según se mire): lo concluye con un bache muy importante en sus relaciones con los medios de comunicación. El presidente en funciones sigue esquivo. No contesta a preguntas desde hace más de 15 días. Quiere tener a los periodistas lejos. Al menos por ahora, hasta que afiance su reelección gracias a la abstención de ERC, que no se oficializará hasta el jueves 2 de enero. Este lunes, todo se aceleró. Despejó su camino y firmó dos acuerdos capitales, con el PNV y con Unidas Podemos. En ninguno hubo preguntas. Y los redactores no pudieron ser testigos de la rúbrica del pacto con Pablo Iglesias que sustentará la legislatura. Resultado: cabreo de la prensa.

Han sido prácticamente dos meses de cerrojazo informativo. De limitaciones profundas del trabajo de los periodistas y, sobre todo, del derecho de los ciudadanos a estar informados. Esta víspera de fin de año, por fin se conoció el contenido concreto de las alianzas con los nacionalistas vascos y con los morados. Pero quedan muchas preguntas por hacer, especialmente al presidente. Por la mañana, el líder del PNV, Andoni Ortuzar, sí respondió a los medios en el Congreso tras rubricar su documento. No así Sánchez. Y por la tarde, la firma del acuerdo entre Sánchez e Iglesias estaba prevista para las 17:00 en una de las salas de la Cámara Baja. Se esperaba un pequeño parlamento de ambos. Pero los responsables de prensa del PSOE, ayudados por los ujieres del Congreso, impidieron el acceso de los redactores al lugar donde ambos líderes se disponían a sellar su alianza. No ocurría solo que no pudieran hacer preguntas sino que ni siquiera podían ser testigos de lo que iba a ocurrir allí dentro. Porque es función del periodista contar aquello que ve. Y en la estancia elegida, además de los dos jefes, se encontraba un nutrido equipo de PSOE y de UP, integrado por dirigentes, diputados y asesores.

A las puertas de la sala, en la tercera ampliación del Congreso, en el número 36 de la carrera de San Jerónimo, se vivieron momentos de tensión con los responsables de Comunicación del PSOE. Los gráficos fueron convocados para tomar las imágenes y tras ellos les seguían varios 'plumillas'. Algunos de ellos pudieron salvar el veto y entrar a la llamada Sala de la Chimenea, donde se iba a producir la firma del pacto. Pero la mayoría quedó fuera. No se les permitió el acceso. De ningún modo.

Los socialistas alegan que no había más estancias disponibles en la Cámara Baja, al ser víspera de Nochevieja y estar el complejo a medio gas


Prensa de Ferraz explicaba que los informadores tenían que despejar la zona "por seguridad", puesto que por ese mismo pasillo tenía que pasar el presidente del Gobierno en funciones. Y que no podían pasar porque la sala era muy pequeña y no cabían todos. ¿Por qué se escogió ese espacio, cuando en la Cámara hay estancias mucho más espaciosas? La razón que ofreció el PSOE es que este lunes, 30 de diciembre, con el Congreso más que a medio gas, era imposible encontrar otra dependencia más amplia. Por tanto, había limitación de aforo y los informadores tenían que quedarse fuera.

Foto: La ministra portavoz en funciones, Isabel Celaá, este 27 de diciembre en la Moncloa. (EFE)

El largo "¡ooooh!" de noviembre

La mayor parte de los 'plumillas', sin embargo, se quedó aguardando. Porque llueve sobre mojado. Al final, Sánchez, que ya se saltó la comparecencia tradicional de fin de año el pasado viernes, evitó este lunes su entrada a la sala por la puerta prevista y tuvo la ocasión de esquivar a los redactores. Los periodistas tuvieron que seguir la firma del acuerdo y las intervenciones de los dos líderes, que se retrasaron unos minutos sobre la hora programada, por 'streaming', por el canal de YouTube del PSOE. Guardándose sus preguntas para mejor ocasión, lógicamente. Sánchez, no obstante, agradeció a los medios que acudieran a su comparecencia, cuando en realidad tenía delante a los gráficos. Ellos, cámaras y fotógrafos, se encontraban apiñados, cierto es. La salita era muy reducida y la expectación, máxima.

Sánchez agradece a los medios su comparecencia, aunque no pudieron entrar los 'plumillas'. Se saltó la tradicional rueda de prensa de fin de año el día 27

Ya con el cierre del preacuerdo, el 12 de noviembre, ocurrió algo similar. El PSOE no quiso permitir el acceso a la sala donde Sánchez e Iglesias iban a rubricar su pequeña hoja de ruta, la que habían podido tejer en apenas unas horas. Algunos informadores protestaron y pudieron entrar. No hubo preguntas, pero cuando ambos dirigentes se fundieron en un abrazo se escuchó un "¡ooooooooooh!" irónico. No era para menos. Hasta hacía dos días, el presidente había renegado de una coalición que ahora aceptaba y que calificaba de "ilusionante". E Iglesias también había lanzado duros reproches al jefe del Ejecutivo en funciones. La escena era sorprendente.

Desde Unidas Podemos, indicaban este lunes, sin ánimo de hacer sangre, que habrían preferido contestar algunas preguntas y no 'manchar' el acto con la reacción de la prensa, que daban por seguro que se iba a producir, ya que los periodistas han tenido muchas dificultades para acceder a la información en estos casi dos meses de negociación. Pero Ferraz estimó que no era oportuno aún. Quería preservar la importancia del acto, poner en valor el documento cerrado con los morados. Y es que todo está pendiente de ERC. Ante la fragilidad, dado que no hay decisión final de los de Oriol Junqueras, mejor no arriesgar, piensan en el PSOE. Aunque ello comporte el enfado persistente de los 'plumillas' encargados de seguir la información del partido y del Gobierno.

Pedro Sánchez acaba este 2019 acariciando su investidura después de más de ocho meses de bloqueo. Un saldo en positivo que tiene una pequeña muesca (o grande, según se mire): lo concluye con un bache muy importante en sus relaciones con los medios de comunicación. El presidente en funciones sigue esquivo. No contesta a preguntas desde hace más de 15 días. Quiere tener a los periodistas lejos. Al menos por ahora, hasta que afiance su reelección gracias a la abstención de ERC, que no se oficializará hasta el jueves 2 de enero. Este lunes, todo se aceleró. Despejó su camino y firmó dos acuerdos capitales, con el PNV y con Unidas Podemos. En ninguno hubo preguntas. Y los redactores no pudieron ser testigos de la rúbrica del pacto con Pablo Iglesias que sustentará la legislatura. Resultado: cabreo de la prensa.

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