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Pan y agua en La Haya, la mejor de las relaciones posibles
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Pan y agua en La Haya, la mejor de las relaciones posibles

Teniendo en cuenta que la gastronomía holandesa es tan sutil como su estilo negociador, no creemos que el menú ayudase a los dos líderes a empatizar

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Un curtido diplomático español revelaba hace un tiempo un viejo truco del oficio para cerrar viajes oficiales de jefes de Estado y de Gobierno que, por alguna razón, no salen según lo esperado. Bien sea por que los intereses de ambos Estados eran incompatibles desde el inicio, bien por algún desliz protocolario que acaba imposibilitando el acuerdo, bien por giros inesperados del interlocutor ajeno. O del propio, que de todo hay.

En esos casos, aseguraba, hay una fórmula salvavidas para salir ante la prensa. Había variantes, pero todas giraban en torno a esto: "Durante el encuentro, hemos podido comprobar que nuestros dos países disfrutan de la mejor de las relaciones posibles". No solo suena bien al oído poco entrenado sino que encima permite no mentir: la mejor relación posible puede que sea un verdadero desastre.

Foto: El primer ministro holandés, Mark Rutte (d), recibe este lunes en La Haya al presidente español, Pedro Sánchez. (EFE) Opinión
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A esta fórmula podrían haber recurrido tranquilamente Pedro Sánchez y Mark Rutte, presidente y primer ministro de España y los Países Bajos, cuando se reunieron ayer en La Haya. Pero Sánchez optó por esto otro: "Es vital lograr un acuerdo en el próximo #EUCO, perder más tiempo solo retrasará la recuperación. Necesitamos una respuesta acorde a la magnitud de la pandemia, que nos haga salir de esta crisis con una Europa más verde, digital e inclusiva". Ni un mísero "hemos acercado posturas", ni un tímido "constructivo" para apellidar el encuentro.

Para su reunión previa con el presidente francés, Emmanuel Macron, Rutte eligió un restaurante en la costa llamado CRU, donde, por cierto, sirven cecina de León. Para la que mantuvo con Giuseppe Conte, en cambio, eligió un italiano, el Imperio Romano. A Sánchez le recibió en su residencia, conocida como Catshuis. De las fotos oficiales se desprende que en la mesa había muchas flores y que al menos les dieron agua, pan y vino. Teniendo en cuenta que la gastronomía holandesa es tan sutil como su estilo negociador, es muy poco probable que el menú facilitase la negociación.

Un curtido diplomático español revelaba hace un tiempo un viejo truco del oficio para cerrar viajes oficiales de jefes de Estado y de Gobierno que, por alguna razón, no salen según lo esperado. Bien sea por que los intereses de ambos Estados eran incompatibles desde el inicio, bien por algún desliz protocolario que acaba imposibilitando el acuerdo, bien por giros inesperados del interlocutor ajeno. O del propio, que de todo hay.

Pedro Sánchez